jueves, 28 de febrero de 2013

NIEVES/BIENES (Página nº 1687)



Yo tiendo a conformarme con lo inmediato. Me gusta la nieve, deseo cada año un único día de nieves abundantes, como las de hoy, y después pienso que más allá de esa jornada la vida es mucho más sencilla sin ese elemento paisajístico maravilloso. Hay demasiada gente en las carreteras, demasiados viandantes necesitados de salir y que por condición o edad corren un riesgo importante caminando sobre esas superficies nevadas pero también heladas. Y otros a los que la capa blanca los recluye tras la ventana por ese mismo temor a una caída. Y luego están los golpes, hoy mismo incluso de uno de los vehículos de la policía local, según contaban en el supermercado. Yo mismo he ayudado a empujar un coche que, al detenerse sobre un paso de peatones de la calle Prim, perdía luego agarre y no podía salir de allí.

Ya digo, anhelo ese día al año de nieve copiosa, me regresa al recuerdo infantil de aquellos días en los que mi padre recogía la nieve y la mezclaba con zumo de naranja. Y jugábamos a esquiar sobre tablas que atábamos a los pies y que estaban ahí para esas escasas ocasiones. O a deslizarnos en una tabla mayor por las escaleras que daban al paseo del Carmen porque la cuantiosa nieve creaba la ilusión de una pequeña rampa.

Pero además pienso en el agua, en nuestro acuífero, en esa generosidad sólida que, poco a poco, empapará el suelo y alimentará las reservas de agua para irnos acercando al sueño de poder ver de nuevo el brotar generoso en los Ojos del Guadiana o poder llegar a disfrutar, bendito sueño, del Guadiana redivivo y pleno o el conjunto lagunar daimieleño de La Nava, Escoplillo o La Albuera.

Después de esa jornada de nieves el parabién de los bienes que acompaña el refrán será o no una quimera. La fertilidad del suelo es, desde luego, un bien, aunque un bien a veces malogrado por una elección inadecuada del cultivo y sobre todo por unos precios inasumibles del producto en el suelo que no siempre hace rentable tan sacrificado trabajo. Pero queda la esperanza, sí, de que las nieves tornen en bienes porque lo necesitamos como el llover, como el nevar, y no pinta 2013 demasiado optimista como para que deseemos abiertamente que el refrán trabaje.

¡Buena nieve, mejor año sea!

1 comentario:

  1. ¿Esta es la generación mejor preparada?, ¿esta es la educación que se les esta dando?, ¿es esta la educación que queremos para nuestro hijos?.
    Lamentable lo de este niñato de Cuenca en el Parlamento Europeo, la imagen que ha dado, pensarán que todos nuestros hijos son iguales, ¿qué clase juventud o qué clase de ídolos juveniles estamos creando?, y para colmo con un vergonzoso "fluido y académico" inglés:

    http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=4xpDx3Itcsk

    ResponderEliminar