El pasado 6 de febrero hablaba de la oportunista Esperanza Aguirre, y de gente como José Bono de pasada:
Ahora es Rubalcaba, un hombre que después de casi tres décadas en la política profesional, descubre la luz y nos suelta la siguiente propuestas:
"propone crear una Oficina Anticorrupción con competencias en todas las administraciones; que la Audiencia Nacional asuma las competencias en todos los casos, que se extiendan las condenas a las empresas implicadas para que no puedan contratar con entidades públicas y, por último, que se prohíban todas las donaciones a partidos de las empresas."
Así lo recoge El País, que titula: "Rubalcaba pide prohibir las donaciones de las empresas a los partidos", lo cual no está mal, claro, porque lo pensamos la mayoría, pero que él expresa ahora al calorcito de los recientes casos descubiertos y para ponerse al otro lado. Su partido, donde él jugaba un papel importante, no reaccionó igual tras su Filesa y tuvo muchos años de gobierno para legislar sobre el asunto. Pero el oportunista que lleva dentro, como Aguirre, Bono, Zaplana, se postulan ahora como los adalides de ese cambio que no hicieron cuando tuvieron oportunidad, y todo para presentarse como renacidos apostadores por la transparencia, la separación de política e intereses empresariales y asepsia formalista. ¡Amos, anda!, que diría un paisano, que se os ve el rabito, y el colmillo, y el oportunismo.
Es evidente que los partidos políticos deben surtirse de las cuotas de sus afiliados, de las cantidades obtenidas por el número de votos y las cantidades que reciben en función de su representación. Los demás, donaciones de empresas, particulares, subvenciones a fundaciones y todo ese mundo oscuro de decenas de millones anuales debería desaparecer de inmediato porque ya se ha destapado como pozo de malos usos, corrupciones, intereses poco diáfanos, financiaciones sospechosas, que en nada ayudan a creer en la política.
Rubalcaba lo tiene muy fácil, que renuncie desde ya a esas donaciones empresariales o las individuales que encubran, en adelante, la forma de inyectar dinero en los partidos a cambio de futuras cosas. Que no espere a que el PP legisle, mostrándose como ejemplo, en vez de llenar titulares y disfrazarse de oportunista. Que estamos hartos de ellos, de sus declaraciones para adornar los oídos y que no se acompañan de acciones concretas, de sus tiempos perdidos, de esa supuesta ingenuidad que destilan haciéndose de nuevas.
Mañana mismo, Alfredo, anúncielo, que ya no aceptarán donaciones de ningún tipo, y rete al resto a que hagan lo mismo. Así podré creerle siquiera un poquito.
Enlace:
http://politica.elpais.com/politica/2013/02/10/actualidad/1360495070_105727.html
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Si los hombres de cromagnons, los australopitecus o el hombre de Java hubieran resuelto los problemas del mundo nadie,posteriormente, hubiera tenido argumentos para echarles en cara nada a sus antecesores.
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