España. este país que nos apasiona y nos descompone, tiene mucho que ver con las cacas de los perros, o más concretamente con la actitud de los dueños de los canes, porque nos guste o no refleja claramente cómo somos en temas de gran importancia. Por ejemplo, el de la honestidad, un parámetro en el que ocupamos la cola en Europa.
Sí. porque ante las mierdas de los perros sus dueños tienen varias actitudes. Los hay que les importa un carajo el detrito de su mascota, lo ignoran, pasan olímpicamente de la caca y piensan que ellos no van a ser menos que los demás y los que las recogen son cuatro gatos. Total, creen, ya pagan a gente con sus impuestos para que limpien las calles. Otros, sin embargo, siempre, sin excepción, van provistos de su bolsita y de inmediato se afanan en recoger las heces y depositarlas en una papelera o un contenedor, conscientes de que la responsabilidad de tener un perro implica hacerse cargo de sus deyecciones. Y luego están los demás, los que pasean al animal con la bolsita a la vista, fijada en el extremo de la correa, y cuando el can planta su particular pino en la acera miran a un lado y otro, repetidamente, y si no hay nadie dejan allí el zurullo humeante y doblan la esquina, pero si creen que alguien les puede estar viendo cogen la deposición canina con la bolsita para guardar las apariencias.
Pues España es así, repito, en muchos asuntos. Hay quienes son directamente deshonestos y no se ocultan, tratan de burlar las normas, las leyes, y hasta alardean en público y privado de lo listos que son y lo tontos y pringados que son los demás. Pero también hay esa gente honesta, cabal, cumplidora, que anteponen su propio sentido de hacer las cosas bien para sentirse a gusto con sí mismos y que no piensan únicamente con el ombligo porque están convencidos de que deben actuar así por respeto a ellos y a los demás. Y luego están todos esos que miran y miran a su alrededor, que sólo parecen cumplir si se sienten observados pero que no descuidan ni una oportunidad de engaño si están seguros de encontrarse a salvo del escrutinio legal, gente que ampara, favorece o realiza ese tipo de actividades fraudulentas en cuanto ve que se presenta la oportunidad sin riesgo para sí.
Cuando se habla de ese parámetro de honestidad en Europa asoman países como Dinamarca o Finlandia en la cabeza. El concepto de honestidad está muy desarrollado porque se valora por sí mismo y no en relación a los demás. Son honestos porque saben que deben serlo, porque no toman el ejemplo de los que no lo son para justificarse, porque creen que ser honestos les beneficia a todos como sociedad. Sus perros también cagan pero no miran a un lado u otro, todos cogen sus mierdas para lanzarlas al contenedor, y si alguien no lo hace los demás se lo afean públicamente y le recriminan por su comportamiento. Y un país así siempre es mil veces mejor porque la deshonestidad, la corrupción, tiene un impacto económico, social y moral altísimo que se traduce en fraudes, evasiones, engaños, desconfianza, vigilancia y sospecha, y todo junto hace cuestionar entero al país, a un país como España, reflejada como nunca en las mierdas de los perros.
*
El problema de los perros como otros muchos es que s disfrutan de ellos y los padecemos, involuntariamente, los demás.
ResponderEliminarCon una buena conciencia ciudadana en primer lugar y unas buenas multas a los descuidados, paliaríamos el problema estético y sobre todo, anitario.