Y AHORA TAMBIÉN CORRE PELIGRO EL COMEDOR ESCOLAR (Página nº 1095)

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha debe 10 millones de euros a las empresas que gestionan los comedores escolares. Pero además ya ha adelantado que suprimirá las becas de gratuidad total para algunos usuarios de comedores escolares y eso significa, entre otras cosas, que aquellos comedores cuya cantidad de usuarios con ese tipo de beca, por su situación social, sea muy elevada, dejarán de utilizar ese servicio y, en consecuencia, provocarán el cierre de éste. Está por ver si esas becas parciales, de un máximo del 40%, lograrán retener a usuarios que antes no tenían que pagar nada y que ahora deberán de abordar un desembolso que podría serles, en algunos casos, inasumible.


Los comedores escolares cumplen una función no sólo educativa sino, en muchos casos, social y asistencial. No son simples expendedores de comida sino que están sujetos a un control sanitario y de calidad, un seguimiento y control de los menús que se ofrecen y ayudan a establecer unos hábitos alimenticios y una dieta compensada y saludable. Y esto va más allá del tema monetario porque en algunos casos están dando la disponibilidad de que muchos ñiños coman de forma adecuada y mejor que en sus propios domicilios.

En Daimiel, desde hace casi tres cursos, el CEIP La Espinosa dispone de este servicio. En él la gran mayoría de usuarios son beneficiarios de este tipo de becas completas y, por tanto, la decisión de suprimirlas pone en peligro su supervivencia y el de la cooperativa de personas que con enorme esfuerzo y sacrificio personal y económico lo están haciendo viable y valorado. Quizá es pronto para hablar de la extinción de este servicio porque lo único que se conoce con certeza es la supresión de las becas totales y el porcentaje de las que se puedan otorgar y, aunque esperable, no se sabe la decisión de esas familias ante las nuevas condiciones, aunque quepa el pesimismo. De desaparecer sería una gran pérdida para ese colegio pero también para las personas que demandaban y utilizaban ese servicio y, en general, para Daimiel, por la pérdida de oferta necesaria en estos momentos. Y por supuesto por los puestos de trabajo que acarrearía cerrar la instalación, por cierto de muy reciente construcción para dar el servicio prestado en las condiciones más óptimas.


Es evidente la pérdida que se sumaría a otras, y de nuevo en sectores muy sensibles. Ya no es el ahorro, aquí hay algo más y es que estamos asistiendo a una merma significada de los servicios públicos básicos y un deterioro general que dejará importante huella también en educación.