Hoy aparece un artículo bajo ese título en el diario "El País", en su formato digital al menos, que me parece bastante interesante y que habla de iniciativas propuestas por asociaciones ecologístas que van más allá de la reivindicación movilizadora y la denuncia de daños contra el medio ambiente.
Quizá, mientras no se consolide, tal iniciativa sea uno de esos proyectos alumbrados que no consiguen sus objetivos por la falta real de respaldo, incluido el de las administraciones. Tal vez, de hacerlo, estemos por fin en un camino adecuado para conseguir no sólo el objetivo inicial perseguido sino, también, el comienzo de fundamentar la esperanza en una recuperación real del Guadiana y una apuesta por la sostenibilidad que exige tal anhelo.
Y si es cierto, que yo todavía mantengo mis dudas, que los propios agricultores, como se dice en la información, están comenzando a comprender la necesidad de virar en esa deriva de décadas amparada pero, sobre todo, estimulada por las políticas necias y cortoplacistas de los gobernantes, entonces sí que estaríamos en la senda de ver el renacimiento estable y permanente de este río maltratado y del acuífero que lo haría posible.
Mientras tanto es de alabar el trabajo de muchos colectivos mediambientalistas que tratan de concienciar contra el disparate, el delito ecológico y la muerte anunciada de un espacio tan nuestro y tan de todos que es el Guadiana y Las Tablas de Daimiel, un patrimonio que hemos descuidado demasiado tiempo y que merece nuestra pelea.
Aquí dejo la noticia, muy interesante desde mi punto de vista:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/04/27/actualidad/1335517611_398822.html
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