Hace unos días escuché al concejal Rafael Marcelino Palomares decir que el Equipo de Gobierno se estaba planteando poner el el Tablón de Anuncios del Ayuntamiento el coste material que para el Consistorio tienen los actos de vandalismo contra el mobiliario urbano. Con ello se pretendería, en palabras del concejal, «ayudar a incrementar nuestra sensibilización al respecto y ser conscientes de que ese dinero podría ir a parar a otras partidas más necesarias».
Sin duda la iniciativa parte de una buena intención y, sobre todo, un loable objetivo, pero me temo que será bastante inútil porque a quienes les gusta destruir o dañar el mobiliario urbano y no tienen el menor respeto, tampoco, por las propiedades también privadas les importa poco o nada la iniciativa y supongo que lo único que les frenaría, si acaso, podría ser la sanción económica una vez fueran identificados o cogidos en pleno destrozo. Y al resto casi nos duele mucho más el daño moral, la propensión al incivismo, esa degradación de la convivencia respetuosa, que el coste importante de ese vandalismo. Es más, no tengo claro del valor reflexivo y sensibilizador de la medida aunque me gustaría sobremanera estar equivocado.
Hace tres años el Ayuntamiento de Novelda saltó a los medios por su curiosa iniciativa antivandálica consistente en colocar etiquetas con los precios reales en bancos, farolas, papeleras, juegos infantiles y hasta en las plantas y otros mobiliarios urbanos de la localidad. Perseguían el mismo fin, la sensibilización social como elemento mivilizador contra los vándalos locales. No he podido encontrar referencias del resultado, lo que me hace pensar que quienes forjaron la iniciativa no comparecieron después para valorar lo exitoso de ésta y pienso que de haber resultado bien sin duda se hubiera publicitado ampliamente.
Lo triste es que, en el fondo, si como sociedad fueramos capaces de actuar frente a estos bandarras, de no conformarnos, de denunciar, de acudir a los mecanismos que se tienen para disuadir y castigar esas actitudes, no les sería tan sencillo destrozar. Pero puede que nos falte eso, dinamismo y compromiso ciudadano, la voluntad expresa de erradicar esos comportamientos sabiendo que no es cuestión de otros (autoridades, policía local, guardia civil) sino de todos, y que no basta mostrarse beligerantes teóricamente sino formar parte activa como sociedad educadora de valores y civismo y, por lo tanto, no quedando al margen de la solución. Por eso, también, y aceptando la parte alicuota de responsabilidad, creo que la medida, de cristalizar, nace casi inútil pese a su buena intención, porque el papel del Tablón sólo será una mera relación económica de gastos si no somos capaces de comprender que la eficacia parte de una sociedad que asume un papel activo y comprometido, y de eso estamos aún a un largo trecho, por desgracia.
Enlace a la noticia citada de Novelda, de 2009:
http://blobic.com/entry/colocan-etiquetas-en-bancos-y-farolas-con-su-precio-para-evitar-el-vandalismo
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