Parece que ya hemos olvidado que existe un plazo, por ejemplo, dado por Europa para que el Gobierno Español trabaje en garantizar este espacio de Las Tablas de Daimiel, u otro para resolver sobre la conveniencia de mantener o retirar a nuestro parque nacional del catálogo mundial de Reservas de la Biosfera. Y estamos fiándolo todo a un régimen de lluvias excepcional que tendrá difícil repetición en los años inmediatos.
La Mancha Húmeda tiene todas las cartas para ser una víctima más de la crisis pero, también, para ser la enésima víctima de la mala gestión política, de su desinterés por los tamas medioambientales y por su propensión al cortoplacismo cerril. Ni tan siquiera para comprender la nueva lección de que nos ofrece la naturaleza para que entendamos de una puñetera vez que ella es nuestra prioridad.
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