Como ya contaba ayer anduve por Navaseca pero también por alguno de los caminos caecanos, como el de La Máquina, y aunque he de reconocer que en otras ocasiones he visto los márgenes del camino más descuidados que ahora y sembrados por todo tipo de objetos, lo cierto es que llama la atención esa propensión general ha convertir esos lugares en vertederos de aquello que estorba en casa y que sus incívicos dueños son incapaces de depositar en los lugares dedicados a su recogida.
Televisores, sillones, lavadoras, colchones, muebles abandonados junto a las múltiples escombreras improvisadas y crecidas a golpes de incivismo menudean en nuestro campo visual y desmerecen el paseo en la misma proporción que nos retratan. Da igual que exista un "punto limpio" gratuito donde depositar todos estos objetos desechados, donde llevar estos voluminosos que ya no pintan nada en casa. Parece que nos luce tirarlos por los caminos, con cierta predilección por zonas cercanas al río, degradando el paisaje y, de paso, prolongando la contaminación no solo visual.
Sin embargo, ayer, encontré algo inesperado, poco habitual: el cadaver de una oveja, la de la foto, creo que reciente y seguramente de uno de estos rebaños que pululan por nuestro término. No conozco mucho de la legislación al respecto pero creo que hay normas estrictas sobre el tratamiento que ha de darse al ganado muerto, la retirada de los cuerpos y su eliminación regulada que, ya sé, suele tener un coste importante para los dueños. Por eso me sorprendió encontrarme a ese animal inerte allí, junto al camino de la Máquina, ampliando el catálogo de abandonos y vertidos que tanto afean el aspecto de nuestros caminos.
Aquí está la foto del hallazgo:
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