martes, 27 de diciembre de 2011

AQUELLAS REIVINDICACIONES, ESTOS SILENCIOS (Página nº 583)

Estoy releyendo el libro que editó el Ayuntamiento sobre la pequeña/gran historia del Festival de Música Folk "Tablas de Daimiel" y que se titula "La Naturaleza se hace Música", escrito por Pedro Gómez-C. Soriano, y regreso al año 77, aquella edición en la que dejará para los anales el enfrentamiento, a tres bandas, de autoridades, asociación vecinal y jóvenes, en una época en la que los movimientos sociales querían ser parte esencial en la toma de las decisiones y en la sociedad daimieleña apuntaban a reivindicar una recién nacida participación ciudadana.

En aquella época había crecido con cierta fuerza una asociación vecinal bautizada como "Motilla" y que tenía un sesgo claramente progresista, necesaria para de alguna manera sacar del marasmo a una ciudadanía aún adormecida por la sombra del franquismo. Cabe recordar que todavía en ese tiempo las letras de las canciones que se iban a cantar pasaban por la censura y dicho festival estaba desautorizado a los menores de 14 años.

Aquella edición tuvo un incidente previo cuando la Asociación de Vecinos "Motillas" desestimó colaborar en la organización del V Festival por varios aspectos entre los que se encontraban sus reivindicaciones no atendidas por el Consistorio daimieleño de precios populares, elección del grupo invitado y el presentador y la proyección del propio festival como plataforma para hacer patente la situación lamentable, ya por entonces también, del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, y que ellos describen en una nota de prensa publicada en Lanza como "una vergüenza local y nacional y un crimen a la naturaleza".

Pero fue el propio día del festival cuando un grupo de jóvenes, parte de ellos en la foto que aparece en el libro, decidieron hacer oir sus protestas y rivindicaciones y posicionarse, como Juventud de Daimiel, para dejar clara su posición en este tema.


Cuento esto porque aunque yo era apenas un quinceañero casi ajeno a todo lo que sucedía si recuerdo aquel movimiento emergente, comprometido, reivindicativo, que ya no estaba dispuesto a bajar la cabeza y que se sentían protagonistas activos de los cambios que se debían producir. Nada que ver con la actualidad, una sociedad adocenada, pasiva, conformista, llena de renuncias constantes, donde hasta parecen molestar un blog o un foro ciudadano, apenas dos espacios ínfimos, residuales, de crítica y debate. Hoy, que las asociaciones vecinales casi sólo sirven para organizar las fiestas del propio barrio y la juventud, posiblemente crítica, no encuentra canales efectivos pàra hacerse escuchar. ¡Cómo han cambiado los tiempos!

Por cierto, aunque el libro es una recopilación documental más que otra cosa, recomiendo desde aquí su lectura.

Añado un vídeo de aquella música reivindicativa, a caballo del folk y la canción protesta, muy celebrada entonces y seguro que conocida sobradamente por los protagonistas de la foto. "Mojándonos el culo", con Joaquín Carbonell, Labordeta y Eduardo Paz:



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1 comentario:

  1. ¡Qué tiempos! La gente creyó que era posible cambiar las cosas y ser protagonistas de esos cambios. ¡Cuántas energías e ilusiones! Pero hoy no hay nada de aquello, todos borregos diciendo beeee y esperando que los mismos que la hundieron la levanten de nuevo. ¡Qué poco hemos aprendido!

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