A veces ser previsor puede resultar una virtud. Otras, un error. Y en esa tesitura está por decidir a qué lado cae la compra de terrenos para un cuarto polígono industrial acometida por el anterior equipo de gobierno municipal. Está por ver si Han pecado de previsores y adelantando un movimiento necesario para la localidad procurando suelo necesario para desarrollar ese futuro polígono o han pecado de optimismo gastando generosamente en terrenos que no se necesitarán en muchos años, y como siempre esto dependerá del cristal con el que se mire.
Lo que sí llama más la atención es que ese esfuerzo económico se hiciera cuando, según cuenta el concejal de la cosa, estaban pendientes de pago otras actuaciones como la del CIDAG o la UTA de Los Pozos que ya eran una rémora importante para pensarse un gasto similar al efectuado, 1.400.000 euros.
Desde mi punto de vista ha existido precipitación, demasiada alegría inversora y una especie de abducción por aquellas expectativas del antiguo concejal de Urbanismo, Pozo, con el POU, que nos vendió la especia de que en unos años CASI duplicaríamos población y superaríamos los 30.000 habitantes, cuentop de la lechera que hoy sabemos de cántaro roto y leche derramada.
Y ahí estan los terrenos, 1.400.000 euros más que cargar en la multimillonaria deuda conjunta de Ayuntamiento y Emumasa, que andan arrendados para cultivar cebollas por 12.000 euros anuales (que en 120 años se amortizarán a ese ritmo), una inversión, y perdonen el chiste fácil, para llorar.
Frase del concejal según se recoge en daimiel.es:
"Esos terrenos costaron 1.400.000 euros que no se tenían; la urbanización de los
mismos podría triplicar ese precio y, de momento, allí hay un arrendamiento para
cultivar cebollas por 12.000 euros al año".
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