Este sonetillo sólo trata de describir, según lo que cuentan, lo sucedido con la mesa electoral que se empeñó en ser la última que cerrara en todo el país por obra y gracia de un presidente puntilloso. Como me lo cuentan lo versifico:
Un celoso presidente
puso con la lengua afuera
a todo el que a votar fuera
allí de cuerpo presente
y por ser tan eficiente,
a la par que una lumbrera,
halló la mejor manera
de cabrear a la gente,
y no mostró ni flaqueza
al presentarse la jueza
por esa conducta extraña
pues pretendía lograr
ser el último en cerrar
el escrutinio en España.
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