En Turquía ha habido dos golpes de estado en casi el mismo día: el frustrado de los militares y el encubierto de Erdogan. Uno va de tanques en la calle, ocupación de los medios estatales de comunicación y militares salvapatrias. Otro va de limpias y manipulación para convertir la democracia en el poder personalista y casi absoluto de un político ambicioso y poco democrático. El primer golpe, fracasado, lleva al segundo, consentido. Entre malo y peor casi siempre es malo la mejor opción y con eso juegan para asestarle un nuevo palo a la democracia, siempre sufriendo militares salvapatrias o políticos sin escrúpulos, intentando discernir qué es lo menos pésimo.
Odio la arrogancia militar, ese sentido paternalista que tienen de la sociedad y que les lleva a considerar que ellos son la solución de los problemas y que estan en posesión de la verdad, cuando, como mucho, están en posesión de la fuerza y de las armas. Odio su sentido del patriotismo porque creen que la patria son ellos y todo lo demás gira en torno a esa egolatría, y por eso son tan propensos a asaltar el poder, sea cual sea el continente.
Odio los personalismos políticos, esa enfermedad del espíritu que solo busca acumular poder, alterar los equilibrios y aprovechar cualquier resquicio para retorcer la constitución del país e incrementar la capacidad de decisión estrangulando el debate y la oposición de otros. Odio la repugnante creencia de esos líderes que se creen imprescindibles y que también caen en el paternalismo más atroz. No necesitamos padres de la patria, solo gestores honrados, eficientes y con caducidad en las urnas.
En Turquía ha habido dos golpes, el frustrado y el encubierto. Los ciudadanos son las víctimas finales de ambos.
Hoy es 18 de julio. ¿Qué no sabremos nosotros?
Aunque no tenga nada que ver con esta entrada, pronostico que antes de que acabe el año, habra nuevas elecciones generales, pues viendo el panorama de vetos entre los partidos, dudo que consigan ponerse de acuerdo. Espero por el bien del pais que mi intuicion este equivocada, pero lo veo negro.
ResponderEliminarTampoco tienes que retroceder 80 años, vete al 23F.
ResponderEliminarSe llama "Doctrina del Shock", ha pasado en muchos países durante la historia. Hay un libro muy bueno de una americana llamada Naomi Klein que describe perfectamente dicho fenómeno a lo largo del siglo XX.
ResponderEliminarLa arrogancia militar no siempre actua como haces ver. La arrogancia militar en numerosas ocasiones se ha puesto al servicio del pueblo que es a quien sirve... sirvase el caso de nuestros vecinos lusos.
ResponderEliminarEso es porque no fueron arrogantes. Pero rara vez sucede eso.
EliminarGracias al ejército, Turquía es hoy un país musulmás que trata de mirar a Occidente e intenta ser europeísta en un complicado escenario. Son musulmanes, pero el islamismo se extiende en una nación que desde Ataturk ha tratado de ser prooccidental, más europea que asiática y laica en una zona complicada.
ResponderEliminarAtaturk, que era militar, dejó esa herencia en un ejército turco que conserva la vena laicista y occidental frente al islamismo. Los golpes de Estado son malos porque violan la voluntad popular, pero ojo que el caso turco tieme implicaciones de mucho más calado que la simple ocupación del poder por la ocupación.