lunes, 13 de junio de 2016

LA PLAYA DE DAIMIEL (Página nº 3692)


(foto tomada del grupo de facebook "Daimiel en el recuerdo" colgada por David Córdoba)


Volvía, ayer, de una escapada de fin de Semana en Alicante, y me dio por pensar en la playa de Daimiel. Sí, porque vine a recordar las veces que de chaval me llevaron a Zuacorta, a la sazón "playa daimieleña" hasta los sesenta, un lugar concurrido en verano donde muchos daimieleños se acercaban a bañarse y comer cangrejos.
 
No tengo un recuerdo vívido, pero sí imágenes que me impactaron de un espacio idílico, un vergel donde el Guadiana se regodeaba para disfrute de los bañistas pero también para los ojos de un chico como yo acostumbrado a mirar horizontes menos espectaculares, más agostados en esas fechas.
 
Zuacorta fue, durante algún tiempo, la playa daimieleña, un lugar de recreo para las duras condiciones del verano manchego. Y recuerdo las pocas veces que allí acudí con ese asombro de quien empieza a vivir y descubre cosas tan cercanas pero ignoradas.
 
La primera vez fui con mis vecinos. Aquél fue un baño inicial entre el placer y el miedo, antes de olvidarme de ambos entregado al refrescante agua de un río que dejó, apenas unos años después, de fluir en aquella zona y convirtió, durante décadas, el sitio en un devastado secarral, huerfano ya de paisanos buscando un baño imposible.
 
Es cierto que existían los albercones, pero Zuacorta te hacía sentir en plena naturaleza, disfrutando de la feracidad de un paisaje abrumador como si ya no te encontrases en plena Mancha estival. Pero poco duró esa alegría, las decisiones políticas y la avidez por un agua que se vendió como inacabable dejaron esa "playa" daimieleña como solo un recuerdo imborrable pero irrepetible.
 
Es curioso, años después hubo otra "playa daimieleña", aunque no en nuestro municipio. Y es que recuerdo como casi cada domingo decenas de familias montaban con Manolillo para desplazarse a las Lagunas de Ruidera, concretamente a Entrelagos. Yo fui varias veces y recuerdos los autocares llenos, de gente que sin opción vacacional, y eran los más, buscaban allí pasar un agradable día de baño.
 
Hoy la playa está mucho más al alcance de cualquiera. Mejores carreteras, mayores opciones económicas, otra cultura del ocio. Pero mientras regresaba de un finde de baño mediterraneo mi memoria me regresaba a Zuacorta, al recuerdo de aquel lugar en los sesenta, a la "playa daimieleña" que se nos fue, todo un refugio contra el calor intenso y seco del verano en esta tierra nuestra.


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