Desde el inicio de la crisis se han ido multiplicando las actividades solidarias para recaudar fondos con los que ayudar, tanto aquí como a proyectos en el exterior, a aquellas personas cuya situación apremiaba a un esfuerzo que no llegaba de quienes, en realidad, debían recibirlo. En Daimiel creo que fueron los colegios quienes primero comenzaron a incluir entre sus actividades recogidas de alimentos, mercadillos solidarios, recogida de juguetes y material escolar, festivales solidarios, desayunos solidarios, etc... También las academias de baile, las cofradías, las asociaciones, empresas y ongs, entre otras, se fueron sumando con numerosas actividades que buscaban, como digo, recursos económicos o materiales para dar respuesta a una realidad, la situación de una parte de la sociedad, cada vez mayor, afectada por la crisis y sumidas en un grado de vulnerabilidad verdaderamente importante.
Como comprenderán no tengo más que alabar el titánico esfuerzo de todos ellos por proponer, estimular y desarrollar todas esas actividades solidarias y por supuesto valorar la actitud de gran parte de la población colaborando de distintos modos en que todas esas actividades solidarias terminen siendo exitosas. Puede que sea algo de lo que, como sociedad, sí podemos enorgullecernos viendo la buena acogida y respuesta que las personas dan cada vez que surge una oportunidad de colaborar.
Sin embargo, no nos engañemos, las administraciones son las que están obligadas, ¡sí, obligadas!, a dar respuesta a los problemas de las gentes que han quedado en situación de desamparo, de precariedad absoluta, y es evidente que lo que ofrecen nunca es suficiente ni aparentan hacer el esfuerzo importante que las situaciones de emergencia social demandan. En el fondo esa actitud solidaria, incondicional, del asociacionismo, los colegios, las cofradías, etc... les van salvando el culo, tapan los innumerables frentes a los que las administraciones, desde la local a la estatal, no sabe o no quiere dar respuesta.
Ocurre algo similar con el voluntariado, un arsenal de trabajo desinteresado puesto al servicio de los demás y cuyo valor es incuestionable. En eso los ciudadanos de nuestro país son todo un ejemplo a valorar y su labor solo merece elogios. Pero de nuevo queda a la vista que las administraciones salvan el culo de sus obligaciones, ¡que sí, de sus obligaciones!, a partir de todas estas personas que ponen su tiempo y trabajo en función de quienes puedan necesitarlo y que de no existir mostraría hasta qué punto hay una falta de prevención, recursos y respuestas desde las administraciones, esas que son las que deberían planificar y responder a todas las situaciones planteadas pero que siempre se muestran insuficientes cuando se les demanda grado de compromiso y recursos.
Insisto, agradecimiento total a los promotores de actividades solidarias y al voluntariado social, pero las administraciones, que saben que se han incrementado notablemente este tipo de actos para recaudar recursos debería entender que eso se produce porque la situación es extremadamente grave y que está obligada, por sí misma, a hacer mucho más de lo que hace sin esperar que los demás le salven el culo, aunque lo hagan.
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Si lo ha de hacer la administración, ¿que pintan las ong's y demas?
ResponderEliminarLas ongs surgen ante las insuficienciss de la administración.
EliminarYa que se habla de la administración y lo que debería hacer, desde aquí insto a quien corresponda que el servicio de correos funcione con las debidas condiciones.
ResponderEliminarHace unos meses se jubiló un empleado de correos, que realizaba correctamente su labor, y no digo que los que hay en la actualidad lo realicen mal, sino que el reparto a veces se hace cada semana o mas, desconozco si es por falta de personal, pero si es así que a quien corresponda reclame mas personal para Daimiel