viernes, 11 de marzo de 2016

LOS DEBERES ESCOLARES (Página nº 3528)


Últimamente hay un movimiento de diversos colectivos para no solo intentar racionalizar los deberes escolares sino directamente suprimirlos prohibíéndolos. Incluso con el clásico oportunismo político algún que otro partido relevante ya ha lanzado sus redes buscando la forma de atraer nuevos votantes.

Yo, como docente, paso por ser de los que menos deberes mandan para casa, e incluso a veces hay quien me lo señala con cierta preocupación, pero tengo claro que los deberes no deben prohibirse y, es más, lo consideraría disparatado. Otra cosa bien distinta es que apliquemos ciertos criterios de racionalidad que no conviertan su realización en una tarea largada, estéril, desmotivadora, pero entre una cosa y otra hay un amplio margen.

Siempre he pensado que unos deberes han de tener sentido cuando tienen como misión consolidar lo trabajado en clase o implica indagar o ampliar sobre los contenidos fomentando el placer de descubrir, de conocer.Si solo se trata de rellenar cuadernos, de forzar una dedicación extra sistemática en busca de un hábito, terminará por convertirse en una tarea molesta, desanimadora, que se habrá cargado el deseo real de aprender.

¿Pero por qué este rechazo? Deberíamos ser conscientes de que las sesiones lectivas que se quedan cortas, que en ocasiones debemos dejar tiempo a un trabajo individual, autónomo, en el que los alumnos se enfrenten a la resolución de cuestiones y realización de trabajos lejos del contexto del propio aula. También que, fuera de la propia tarea específica, los chavales deberían dedicar un mínimo tiempo a leer, repasar y estudiar lo visto cada día, a elaborar esquemas o resúmenes que les ayudaran a clarificar sus conocimientos sin que esto lesione el tiempo lógico de ocio. Si de verdad existe motivación por aprender esto último nunca se consideraría una tarea sino una iniciativa personal. Pero el problema es que se concibe la tarea casi como un castigo, como una obligación no querida sistemáticamente, en tanto otras tareas vinculadas a actividades no obligatorias se contemplan sin ese rechazo, y si además los padres se alinean con esa misma idea convertimos el propio colegio en un lugar casi hostil, en un obligado tránsito que dejará menos huella en sus hijos porque aprender proviene de la voluntad de hacerlo, del deseo de conocer, de la satisfacción por saber.

Podremos decir que los docentes también tenemos culpa de no saber motivar adecuadamente, por supuesto, pero vemos a muchos alumnos que llegan con ciertos prejuicios adquiridos como si lo importante fuera estar y no aprovechar cada segundo la oportunidad que se les ofrece de aprender, y la motivación ha de provenir también de las familias y de la propia sociedad estimulando un proceso como el del aprendizaje que nos ha de hacer mejores en todos los sentidos.

Creo en las tareas, en las que ni tan siquiera habría que mandar, que son las mencionadas de dedicar un espacio diario razonable a repasar lo visto, extraer las ideas principales, consolidar lo aprendido. Y también que puedan existir tareas no sistemáticas enfocadas a reforzar lo aprendido en clase con ejercicios concretos.

Me decía mi hija que se acordaba en 5º de Ed. Primaria cuando una tarde lloró por impotencia ante el montón de ejercicios acumulados. 

-"¿Era siempre así?", le pregunté sabedor de la respuesta. 

-"¡No!, en general teníamos muchos menos y no me llevaba tanto tiempo hacerlos."

-"Y ahora que estás en la Universidad, que la mayor parte del esfuerzo y trabajos que realizas son fuera del horario lectivo, ¿te hubieras visto capaz de abordarlos si durante los años anteriores no hubieras tenido que organizarte y trabajar sobre tareas y estudios fuera del cole?, ¿tendrías la autonomía suficiente para ahora gestionar ese esfuerzo y el tiempo que necesitas para sacar tus asignaturas de la carrera adelante?"

-"¡Pues no!, me costaría mucho porque sería pasar de nada a mucho trabajo de golpe."

Por eso mismo yo creo en las tareas, creo que son necesarias, y solo cabe racionalizarlas, medirlas, plantearlas de modo que se crea en ellas no como un castigo sino como una herramienta. Estamos formando personas que tienen retos adelante y se trata de darles instrumentos y que sepan que con ellos no hacemos otra cosa que intentar ayudarles para afrontarlos con garantías. Se trata de aprender, sí, no de hacer y aprender implica querer aprender y aceptar que eso merece un esfuerzo adicional.


***

3 comentarios:

  1. Creo que esta ponencia de José Luis Pazos, presidente de ña FAPA ,te hará reflexionar sobre las tareas escoles.

    https://www.youtube.com/watch?v=6JOa8QnYkU8


    Te dejo también un enlace de " Gestionando Hijos". Son varias ponencias. Especialmente te recomiendo la de Álvaro Bilbao, la de Carles Capdevila , Begoña Ibarrola entre varias a cada cual más interesantes . Creo que sería bueno que muchos padres y sobre todo docentes las vieran y las pusieran en`práctica.

    https://www.youtube.com/results?search_query=gestionando+hijos



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  2. Los deberes son importantes, es una manera de estudiar y ver si has aprendido y si has entendido lo explicado en clase

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  3. Yo como docente que soy, pienso que cuanto menor sean los alumnos, menos deberes debemos de mandar. El hecho es simple, los niños son niños, y como tal deben de jugar. De nada sirve que los niños estén una hora haciendo sumas en casa, si luego a la hora siguiente tienen informática, a la hora inglés... ¿Cuándo juegan? ¿Cuándo tienen tiempo para ellos? Me parece absurdo prohibir los deberes, pero si que es cierto que se deben racionalizar cuanto menor sean los niños.

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