lunes, 28 de marzo de 2016

DEMOCRACIA PALIATIVA (Página nº 3555)

A estas alturas quedan varias cuestiones claras:

Los decepcionantes políticos que postergan meses un acuerdo de gobierno, sea el que sea y con quienes sean, simplemente porque han dejado a un lado el interés general y persiguen sus ambiciones personales. Ahora pongan los nombre que quieran a lo dicho, son tan intercambiables que da igual pretender cargar la culpa en unos más que otros cuando por activa o por pasiva la realidad es que estamos paralizados.

La inutilidad de unas nuevas elecciones que no van a hacer cambiar, en esencia, los resultados pero que pueden abocarnos a un nuevo semestre de parálisis inútil que, desde luego, agrava aún más la situación que vivimos. Nadie puede esperar un vuelco electoral y ni tan siquiera la opción de posibles mayorías facilitadoras de acuerdos a partir de una nueva convocatoria. Como mucho una subida de la abstención.

Estamos en una democracia paliativa. Y lo estamos porque quienes debieran defenderla la están matando poco a poco aunque de modo aparentemente indoloro, al punto de que los ciudadanos no parecen sentir ese deterioro profundo del sistema que tiende a colapsar por la falta de altura de miras de los políticos, por la extensión de la corrupción sistémica, por la desintegración del equilibrio de poderes, por el sometimiento a Europa, por la imposición de la precariedad al conjunto social y por el pesimismo ciudadano al que conduce este conjunto de factores.

No creo que nunca, desde que iniciamos el periodo democrático, hayamos estado a este nivel de degradación y sin vislumbrar cambios reales para modificar esta caída a los infiernos. Quizá los ciudadanos tengamos mucha culpa por nuestra dejación pero aún es mucha mayor la de los dirigentes políticos que han articulado este desastre sin visos de mostrar arrepentimiento ni intención regeneradora.

Y sí, sabemos que fuera de la democracia no hay nada bueno, pero dentro de una democracia degradada, paliativa, solo están bien algunos, y por tanto no puede haber más objetivo que la regeneración real, la que proviene de la exigencia ciudadana y la de una acción política definida para acabar radicalmente con los chorizos, los sinvergüenzas devolviendo independencia a los órganos de control, castigando con fuerza los comportamientos abusivos, erradicando el enchufismo y los puestos de confianza e imponiendo una transparencia efectiva en todo lo público, y en esto el lastre mayor son los propios políticos que hasta ahora nos han conducido a lo contrario.

Quizá estos nos quieran en esta democracia paliativa en la que ellos no dejan de ser privilegiados pero el camino ya no puede ser ese, porque nos hunde, nos mata, nos degrada y no pueden convertirse en el obstáculo de las aspiraciones a país decente que la mayoría ciudadana seguro quiere. O cambian o se van o estamos perdidos.


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1 comentario:

  1. Estos politicos niñatos se estas riendo de los Españoles, y no estamos haciendo nada por remediarlo .Lo que esta pasando es mas serio de lo que parece y""" tan tranquilos que estamos.
    Si fuera una tonteria estariamos todos en la calle protestando .Yo creo que nos merecemos un respeto

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