SI NO QUEDA EN COSMÉTICA ME PARECE UN CAMINO A SEGUIR (Página nº 3175)

Si Mariano Rajoy hubiera podido imponer su intención de modificar la Ley Electoral, para hacerla más claramente a su favor, sobre la base de que gobernara la lista más votada, a partir de un porcentaje mínimo de votos y obteniendo, en ese caso, el botín necesario de escaños o concejalías para garantizar una mayoría absoluta no ganada en las urnas pues hoy no estaríamos hablando de la oportunidad que pueden ofrecer los pactos y que reflejo en la información que hay sobre el acuerdo PSOE-Ciudadanos en Andalucía.

Me da miedo que todos los cambios que propone el acuerdo queden en pura cosmética y esa ráfaga de limpieza y normalidad que parece que puedan aportar se quede en nada. Pero, sobre el papel, ya me dirán si sería lo mismo una Susana Díaz gobernando con mayoría absoluta y al estilo tradicional de las últimas décadas en Andalucía o esta otra que acepta una serie de condiciones que harán variar claramente su forma de actuar para evitar una moción de censura permanente.

Del acuerdo a quien más compromete es a Ciudadanos porque tendrá el trabajo añadido de fiscalizar el acuerdo pero ser fiscalizado, por ello, por el resto de partidos. Ahora, algunos puntos del acuerdo son sensatos e ilusionantes, aunque otros creo que escapan al ámbito autonómico y quedan en una mínima declaración de intenciones.

Por ejemplo, la separación inmediata de cargo público (electo o designado) de quien sea imputado, sea pillado falseando expediente académico o curriculum o mintiendo, en general.

Por ejemplo la creación de una oficina de prevención del fraude y la corrupción.

La dedicación exclusiva e incompatible con otras actividades profesionales de los parlamentarios andaluces.

El endurecimiento legal que termine evitando las llamadas "puertas giratorias".

Reducir al mínimo los entes públicos y el número de directivos de estos, con transparencia total de sus ingresos.

Limitar los cargos públicos de libre designación a puestos que exijan el Nivel 30, siendo el resto ocupado por funcionarios ya existentes o que accedan a ellos por oposición. 

Sacar adelante una Ley de Participación Ciudadana.

Todas estas entre las que obran directamente de sus decisiones, además de otras como instar a una reforma electoral que contemple listas abiertas, ampliar el plazo de prescripción de los casos de corrupción, erradicar el uso del indulto para este tipo de casos, endurecer el Código Penal para que la financiación ilegal tenga una responsabilidad jurídica para partidos, sindicatos u organizaciones de empresarios.

Hay muchas más, que solo he puesto aquellas que tienen que ver más con la lucha contra la corrupción y el fomento real de la transparencia.

En definitiva, prefiero 1000 una política de pactos que el rodillo triturador que quería imponer el inefable Mariano. Y si no se queda en pura cosmética empezaremos a ganarnos una democracia de la que poder presumir y no este modelo que venimos padeciendo y que tiene más de podrido de lo que una persona decente puede soportar.

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