Antes de iniciar la entrada debo decir, como en los anuncios de farmacopea, que las Autoridades Sanitarias del Blog advierten que este "preparado bloguero" puede perjudicar seriamente la salud de algunos lectores que me quieren mal o padecen de "daimieldiarismo infeccioso" y que han de usarlo bajo su responsabilidad.
Perdonen la píldora irónica pero prefiero que no se llamen a engaño y asuman esa terrible enfermedad de odiar el contenido de este blog pero necesitando pasarse a menudo para sacar lo peor de si mismos y dármelo en ofrenda comentarista.
Ya en serio, ¿por qué en un blog personal no voy a poder contar las cosas que me pasan o aquellas de las quiero hablar? Si se teme herir a alguien nada se escribiría, porque como me dijo un guardia civil en una ocasión, algunos se toman las cosas más nimias como si tuvieran una avispa en el culo.
El caso es que, desde hace algunas semanas, tenía pendiente de recibir este regalo, gratuito, que me había hecho, de forma inesperada, un extraordinario amigo Paco. Quedaba fijar la fecha y esperar que todo fuera bien, sobre todo el tiempo y la salud, esos dos caprichosos puñeteros que a veces nos la juegan. El viernes pasado quedó establecida para este miércoles y desde ese mismo instante era consciente de que iba a cumplir uno de esos objetivos que siempre había deseado. Creo, precisamente, que sabiendo la mucha ilusión que me hacía recibí tal regalo.
Muchas veces los deseos, en mí la mayoría, suelen ser poco costosos, vinculados más a la afectividad que al propio regalo. Necesito bien poca cosa para colocar algunos de esos regalos en los estantes de lo inolvidable y muchas veces los considero impagables aunque sean tan gratis como el de hoy.
El caso es que, con unas decimillas de fiebre y una nube acechando para complicar la mañana hoy he podido dar un paseo en barca por el interior de Las Tablas de Daimiel. Para ser rigurosos también debo dar las gracias a mi alumna Olga, que al conseguir el Primar Premio del Concurso de Dibujo que convoca para los escolares de Sexto de Primaria en los centros de localidades que tienen parte del humedal en su término, posibilitaba ese merecido viaje al que debía acompañarla uno de sus profesores. Y en un paseo con otros cuatro ganadores de centros de Daimiel y Villarrubia y sus acompañantes.
Ya me habían contado su experiencia algunos amigos que habían disfrutado de la oportunidad pero no hay nada como vivirla, moverse entre las trochas, llegar la Tablazo y quedar ensimismado porque no eres consciente, desde los miradores, de ese vasto espacio diáfano donde el agua reina pero también el silencio, la tranquilidad, la paz apenas rota por algún salto de las carpas. O desembarcar en la Isla de los Asnos para descubrir lo poco que queda de la construcción que cobijara a reyes. Incluso sin importar que una breve lluvia fuera abriendo unos minutos el desfile de nuestras barcas.
He disfrutado como pocas veces, aunque veía la misma cara reflejada en quienes teníamos esa oportunidad por vez primera. Voy con mucha frecuencia a las Tablas, me encantan sus sonidos, sus luces, su metamórfico aspecto a lo largo de las estaciones. He visto fotos y vídeos aéreos. Pero la sensación de estar ahí, en ese espacio acuático, a pesar de que este año la avifauna es escasa, no lo voy a olvidar nunca. Ni el gesto de mi amigo, ni la oportunidad de mi alumna, ni el reencuentro con una compañera de Villarrubia a la que hacía diez años que no había vuelto a ver. ¿Se puede tener un día mejor, un regalo más valioso? Seguramente ya he vivido muchos de estos momentos para contestar que sí pero, al pronto, siendo el más reciente, uno no aspira a más.
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Porque no omitir el citar en el tercer párrafo a la persona que te dijo lo de la avispa, podías haber indicado -me dijo una persona....-
ResponderEliminarBueno, ya empezamos, que debe haber una guardia civil solo en el mundo
EliminarLa cuestión de comentar que era un guardia civil responde, además de a la verdad, a la cantidad de situaciones que por su profesión encuentran en las que ante cosas poco importantes algunos las magnifican hasta llegar a las denuncias, agresiones, enfrentamientos, etc...
ResponderEliminarMe parece más relevante decirlo que omitirlo. Y si no ofende a quien me lo dijo mucho menos debería molestar al resto.
¡Como disfrutas hablando de las Tablas! me alegro que lo pasaras
ResponderEliminarmuy bien en tu paseo en barca..
¿hay alguna vez en la que no quieras llevar la razón?
ResponderEliminarMuchas, incluso cuando la llevo me da rabia que sea así y no me gustaría tener razón, como en el episodio de contaminación del Azuer o la mala calidad del agua en Las tablas que otros negaban.
EliminarPero sí, cuando creo que tengo razón lo defiendo y cuando no pues generalmente me callo y lo acepto.
Lo de la linde que bien le viene a algunas personas. Javi qué paciencia!
ResponderEliminarMe encanta como escribes y describes. He podido trasportarme allí, a la barca. A mi me encantaría hacerlo también. Pero creo q al no ser política ni maestra... No será fácil.
ResponderEliminarHay opciones para científicos e investigadores y trabajadores del Parque Nacional. También para artistas gráficos (pintura, fotografía)
EliminarEs cierto que es muy complicado.
Te doy la enhorabuena por tu regalo pero no entiendo porque es tan complicado hacerlo.
Eliminar¡Qué envidia me has dado!
ResponderEliminarSiempre he soñado con dar un paseo por Las Tablas en barca.
Me alegro de que lo hayas pasado bien.
Me tendré que hacer maestra porque para política no valgo.
Recuerda... Los regalos más importantes en esta vida no cuestan dinero.
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