El pasado lunes el Equipo de Gobierno planteó una serie de bajadas de impuestos bien aprovechando un IPC negativo o bien por deseo expreso de aplicar una menor presión contributiva en algunos de esos impuestos. En algún caso se deslizó por parte de la oposición un cierto cariz electoralista y por parte de dicho Equipo de Gobierno un cumplimiento de las promesas electorales que hicieron en su momento.
¿Ante qué estamos, ante medidas electoralistas o ante cumplimientos de promesas? El interrogante quedó en el aire como si tuviera que ser una alternativa u otra y no pudieran convivir ambas en la intencionalidad de quienes hacían esta propuesta en el Pleno.
Lo cierto es que la línea que separa electoralismo de cumplimiento de programa es muy difusa, muy imprecisa, porque las promesas de un programa son indudablemente electoralistas pues se formulan siempre en el inicio de un proceso decisorio de urnas y además de plantearse como una declaración precisa de intenciones a realizar si se gana suelen revestirse de un buenismo y ambición que busca sobre todo seducir. Claro que el programa esgrimido por el PP daimieleño no puede ser acusado de ambicioso porque era más bien realista y pobretón en propuestas y muy lejos del país de las maravillas del PSOE imposible de llevarse a cabo.
Pero un programa, como digo, además de seducir es, o debe serlo, un contrato escrito con la ciudadanía que hay obligación de cumplir en el mayor número de promesas, y por tanto la acción política debe ir dirigida a hacer lo ofrecido. Por tanto es notorio que si el PP habló de bajar impuestos necesita demostrar que al cabo de su periodo de cuatro años lo ha hecho efectivo, y no ha de extrañar que aunque sea en el último año apelen a la bajada del Impuesto de Vehículos, hasta ahora inamovible, o a la bajada del IBI ( en este caso por segundo año consecutivo)
¿Excluye esto el electoralismo o lo concluye? Aquí entraríamos en la intencionalidad de esos plazos. Unos dirán que hasta el final de la legislatura no han podido abordarlo, los otros indicarán que tras subidas de impuestos se elige el último tramo de dicha legislatura para dar la imagen de unas bajadas que solo buscan hacer creer lo que no ha sido pauta.
A mí, particularmente, y es solo mi opinión, me da que en algunas de las medidas pesa un claro electoralismo y en otras hay un cierto recorrido previo planteado sobre lo prometido en la campaña electoral, y entiendo que algunas medidas han aguardado al último momento con claro interés maquillador mientras que en otras existía la voluntad clara desde el primer momento. Y así mientras queda claro que se ha buscado un ahorro presupuestario sin incurrir en una carga impositiva buscadamente mayor también plantear determinadas bajas de impuesto de última hora o bonificaciones excesivas tienen el tufillo electoralista suficiente como para conducir a esa conclusión. Pero también es cierto que ese tufillo más que aparente no ha caído en la exageración de ofrecer rebajas sorprendentes, tan fácil en política, y que se aprecia con más intensidad en decisiones de otros ayuntamientos.
En definitiva, creo que ambas intenciones, la electoralista y la de cumplimiento de programa, conviven en la propuesta del gobierno municipal del PP, que unas y otras se solapan y dejan abierta esa posibilidad de que unos se defiendan y otros acusen con parecida razón.
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Sin duda electoralismo total. Que casualidad que ahora al final de la legislatura bajen algunos impuestos. Mal me huele fium fium fium
ResponderEliminar¿Y no es casualidad que siempre coincidan estas supuestas mejoras o anuncios de bajadas de impuestos con el último tramo de las legislaturas?
ResponderEliminar¿Acaso, si cambia el gobierno municipal tras las próximas elecciones, como es de desear, quienes entren a gobernar encontrarán el Ayuntamiento realmente saneado a nivel económico y financiero?
Desde este momento, podemos asegurar que no.
Todo es una artimaña, ahora y antes, para procurar seguir acaparando el voto de los ciudadanos a los que, de una u otra forma, se ha maltratado en los tres años de legislatura precedentes.
El problema económico de los ayuntamientos no es nuevo. Por eso se arrastra tanta deuda. Todo parte de un flagrante incumplimiento de lo que establece nuestra Constitución en los artículos 140 y 142.
Ni está garantizada su autonomía, ni participan adecuadamente en el reparto de los tributos procedentes del Estado y de las CCAA y, por tanto, no disponen de los medios suficientes para el desempeño de sus funciones, por lo cual se ven obligados al endeudamiento, salvo que se limiten, como ha hecho nuestro Ayuntamiento en esta legislatura, a "dejar pasar el tiempo", sin hacer nada eficiente, excepto lamentarse de lo difícil que es la gestión de lo público o, como han hecho otros, dedicados al cobro de comisiones por adjudicaciones irregulares de obras o servicios (tema de muy candente actualidad).
Para colmo de todos los males basados en la insufuciencia financiera, en septiembre de 2011, el PSOE y el PP acuerdan la trágica reforma del artículo 135 de la Constitución, por la que lo "prioritario" es pagar una deuda, en su mayor parte ilegítima, por encima de cualquier otro gasto, lo cual ha venido a colmar el vaso de la ineficiencia política que ya estaba prácticamente lleno.
Ello ha obligado a recortes y ajustes brutales que estamos pagando muy caro.
Por tanto, los responsables de la situación de los diferentes ayuntamientos, incluido el de Daimiel, los tenemos gobernando o han gobernado y, ellos solitos han propiciado este desastre.
Esto es así, porque todo en la gestión de lo público es cuestión de voluntad política. Pero la voluntad del PP y del PSOE siempre se ha orientado a satisfacer los intereses de una minoría, el poder económico, que ha deslegitimado la política, antes que orientarla a satisfacer los intereses de la mayoría social.
Por todo ello, que no nos sigan mintiendo y engañando,que ya está bien de falacias.
QUE YA ESTAMOS HARTOS.
Pues como bien dices puede haber un poco de todo. Pero lo que no entiendo es que se cuestione si es bueno o malo cumplir un programa electoral....Eso ya sería el colmo. Todas las medidas que no estén contenidas ahí...y que vayan en línea contraria a lo que se ha hecho en la legislatura...pues es razonable que se pueda etiquetar como electoralismo, pero en serio nos estaríamos volviendo locos que cuando los políticos cumplan sus promesas...también se les critique
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