LA CURIOSA VISITA DIARIA DE LA PALOMA (Página nº 2651)

Ahora que llevamos un par de años sin erizos en nuestro campo, algo de lo que ya hablé en su momento y que después de mucho tiempo pululando a nuestro alrededor se echa de menos, ha aparecido esta paloma que, desde hace más o menos un mes, y con puntualidad casi británica, cuando se acercan las ocho y media de la tarde, aparece volando para detenerse en el borde de la piscina y arrimarse al recipiente de agua ya preparado para beber, a veces darse un chapuzón en el plato y, segundos después, reiniciar el vuelo.

No suele importar que estemos muchos o pocos, o que junto al cacharro del agua se encuentre en ese momento cualquier persona. Nada esquiva, hay veces que se detiene a escasos centímetros de alguno de nosotros, pues no parecemos intimidarla en absoluto, y quizá deba preocuparse algo más de los gatos que tenemos pero que, a esa hora, prosiguen su modorra.

No sabemos de donde ha salido, al contrario de esa pareja de tórtolas que ya llevan más de una temporada en las ramas de los árboles pero que sí se cuidan mucho más de mantener las distancias. Solo que tiene cogida la hora para su avituallamiento líquido y por eso, hoy preparado con el móvil en la mano, he podido grabarla en una de sus diarias visitas.

Es solamente una curiosidad, una de esas pequeñas sorpresas que anunciamos a quienes nos visitan y no parecen creer. Pero ella siempre llega, bebe, acaso se baña y después emprende el vuelo hacia no sabemos dónde mientras la observamos casi siempre sorprendidos en ese pacto tácito de reconfortarla de agua en tanto se deja ver.

AQUÍ VÍDEOS DE DOS DE SUS VISITAS

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