Hubo un tiempo en que los murales garantizaban a sus autores casi la seguridad de sobrevivirles. Las viviendas y edificios se construían con vocación de permanencia y sus dueños, cuando optaban por encargar a los artistas estos trabajos, costosos, se preocupaban de que ocuparan un espacio inmejorable para que lucieran con plenitud.
En Daimiel, ya saben, si hubo un pintor prolífico en estas creaciones plásticas no fue otro que Ángel González de la Aleja, fallecido hace algo más de un año, y que tuvo que ver como algunas de sus obras desaparecían en tanto alguna más tiene su suerte en el tiempo que los herederos del local que la albergan deseen que no se conviertan en otro solar más devenido en bloque de viviendas.
Escribo esto porque sigo con interés la aparición de imágenes de este último mural en un grupo de facebook, en el que podía verse parcialmente en las primeras y luego casi íntegro en otras cedidas por los propietarios actuales. Está situado en Los Pinos, local emblemático de Daimiel donde se celebraban todo tipo de banquetes, bailes y actuaciones musicales y que ya hace décadas cesó en su actividad.
Como puede apreciarse el mural, al que en ocasiones se fijaban cartelones y pancartas, se encuentra deteriorado aunque nunca de forma que impida disfrutar de sus cualidades y, cierto es, viene sufriendo las consecuencias de estar en un edificio sin uso ni mantenimiento específico, a pesar de lo cual conserva el espíritu de la obra mural de su creador.
En cambio el que daba carácter y personalidad al Bar España no pudo sobrevivir a su autor ni gozó de ser valorado por los gestores municipales antes de clavarle la piqueta y hacerlo desaparecer. En aquel momento hubo una encendida polémica con una parte de la población que no entendía aquella destrucción evitable y otra que, como suele ser habitual, no quiso poner en valor lo realizado por alguien tan vinculado a nuestra localidad, y como suele ocurrir ganó la destrucción. Aquel mural, cuya ligazón sentimental conmigo ya describí en el desaparecido Diario Improbable, me tuvo del lado de sus defensores, pero perdimos, y aquello despojó al carismático Bar España de su enseña y si el propio bar no desapareció desde luego dejó de estar en el corazón de los daimieleños que tenían en él su epicentro de ocio y reunión.
Y también desapareció, bastante antes, y yo no lo recuerdo a pesar de estar en aquel local montones de veces, el que recibía a los clientes en la famosa churrería González, de cuya familia el pintor era miembro. La churrería ocupaba, como se ve en la foto, el extremo de la plaza, donde hoy se ubica el Banco Popular, y en aquella época era lugar imprescindible de donde partían autobuses cargados de viajeros que previamente hacían espera confortados por el café, el chocolate y los churros que allí se servían. Y aunque hemos de imaginar que para el mural no era el mejor ambiente flanqueaba con esplendor a los clientes arropando su llegada o partida.
Cierto es que, quizá en un gesto de reparación, Ángel González de la Aleja nos dejó un último mural, hace pocos años, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, en donde esperamos que permanezca mucho tiempo para recordarnos al artista daimieleño desaparecido, un artista de valor al que el tiempo no ha hecho justicia en Daimiel, por lo descrito en esta entrada, porque, como puede verse, cada vez es más difícil que los murales sobrevivan a sus autores en este afán especulativo del urbanismo que va dejando tras de sí obra perdida.
Por cierto, esperamos la exposición sobre su obra que se anunció en su momento y que deberá celebrarse en los próximos meses.
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Es lamentable que el dinero prevalezca sobre la cultura, en este pais por desgracia es así.
ResponderEliminarComo el local es de un particular, ha hecho lo que ha estimado conveniente, sea cultura o no.
ResponderEliminar¡Qué mentalidad!
EliminarLa maté porque era mía, así va el mundo
EliminarSi fuerais propietario de una vivienda que tenga un cuadro pintado por González de la Aleja, y se tuviera que hacer reforma o demolerla por necesidad, al ser menor el coste que la reforma ¿cual sería vuestra forma de actuar?
ResponderEliminar¿Mantener la pintura restaurando la vivienda, aún siendo oneroso el coste o demolerla totalmente?
Es fácil contestar cuando no estamos en esta situación, manifestandonos con una opinión, sin estar en esta situación, pero dariamos otra respuesta bien distinta si la vivienda fuera nuestra.
No obstante, decimos ¡Qué mentalidad! o La maté porque era mía
Pienso que si fuera mi casa yo intentaria salvar una obra de arte.
ResponderEliminarSi tienes para demoler y volver a levantar pienso que tienes profesionales que te asesoran para conservarla.
Es único e irrepetible.
Ah! se me olvidaba el arte para mi es algo especial.
La pega es que no es tu casa y por tanto no puedes hacer en lo ajeno lo que en lo propio
ResponderEliminarMe parece que no sabes leer. Yo digo:
EliminarPienso que si fuera mi casa...
¡Queda bastante claro! ¿no?
Cada cual que haga en su casa lo que le salga del bolo.
Cuando , he visto la fotografía de la churrería enfrente de la droguería de Archidona,he sentido una nostalgia de aquellos tiempos que salias de paseo a las 5 de la tarde,pasabas al cine y al salir tomabamos el chocolate con churros. Que tiempos tan felices con tan pocas cosas que teníamos.
ResponderEliminarQue buenos tiempos 74-75-76 en el baile de "Los Pinos"
ResponderEliminarRecuerdo el mural en esos años..
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