Hay revuelo y del grande en Ciudad Real con la ampliación de la zona azul. La habrá casi de inmediato en Puertollano por el mismo motivo. Los políticos, algunos, tienen por costumbre apretar hasta ahogar y prefieren, aunque no lo digan, anteponer sus necesidades recaudatorias a la situación por la que pasan los ciudadanos. Y es que aunque la alcaldesa de la capital nos salga con la milonga de que se hace porque "“favorece la rotación de vehículos y generará beneficios para el comercio y la hostelería” ya que "Todos sabemos que hay muchas personas que aparcan el coche en esas zonas y lo dejan estacionado durante horas e incluso días, y eso perjudica a los que no tienen más remedio que desplazarse en coche por la ciudad”. O añade: “que busca la promoción de una ciudad sostenible y la reducción de los desplazamientos” "La implantación de la zona azul traerá consigo mejoras, entre ellas la implantación de más carriles bici”,Para nada apunta que la medida tiene, sobre todo, un impacto recaudatorio para el Ayuntamiento y la empresa concesionaria, como si eso fuera un "mal" necesario y olvidando que la zona comercial principal, que es el centro, ya está blindada por el azul y un par de parkings públicos de pago.
Los políticos son especialistas en esto de buscar excusas para justificar unas decisiones que puede que toquen tangencialmente esos intereses comerciales pero que se basan, es obvio, en ingresar cada vez más dinero en las arcas municipales, pero ni tienen las narices de admitirlo públicamente porque este castigo añadido a los bolsillos de los ciudadanos, defendido así, sinceramente, tiene su coste electoral.
Algunos han reaccionado a lo bestia, saboteando los postes recaudadores con pintadas. Otros, organizándose para presionar de modo más civilizado y hacer cambiar de opinión al equipo de gobierno local. A muchos no les convence el discurso de Rosa Romero porque, entienden, que todo es cuestión recaudatoria que no se justifica, en las actuales circunstancias, aunque visto que sus hermanos mayores quieren escriturar el sol pues a ellos les capacita para apropiarse de la sombra.
En Daimiel, afortunadamente, el tímido intento enunciado por Julián Sánchez-Valdepeñas Pozo hace nueve o siete años quedó en nada e incluso ahora, como saben, el parking municipal daimieleño ofrece las dos primeras horas gratuitas y relaja las tarifas de uso. Y entre una política y otra, entre el afán recaudatorio y el entendimiento de la situación por la que vivimos no hay color porque nadie creerá que con esta medida el Ayuntamiento de Daimiel trata de perjudicar al comercio sino que trata de optimizar un recurso cuando es tan complicado aparcar en la zona centro sin castigar tanto los bolsillos ya previamente castigados.
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Anda que el parking no tiene mierda ni na...
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