DONDE DIJE DIGO AHORA PUEDO DECIR DIEGO (Página nº 1486)

Hace unos meses escribía sobre el cierre de locales de ocio en el centro de la localidad. Desaparecía la cafetería del hotel Las Tablas, cerraba después el Dondé, también el Scala y terminaba por echar el cierre el Galiana. Daimiel planteaba un otoño-invierno complicado para un tipo de ocio tranquilo, donde sentarse y hablar, o incluso donde recrearse en una cena a base de tapeo o raciones. Quedaban sitios, claro, más concurridos pero menos referenciales, y esta ciudad asomaba a la noche ofreciendo cierres metálicos, silencio y soledad.

Afortunadamente no se ha tardado demasiado en recuperar algunos de los locales y, además, con el acierto, a mi juicio, de presentar una oferta algo diferente donde, por primera vez con pujanza, se empieza a apostar por una tapa de pago, más elaborada, donde la sorpresa y la variedad pelearán por ganarse adeptos y, a la par, erigirse en locales de referencia de una forma distinta de hacer. 

Así, si hace poco más de un mes abrían un espacio de tapas los propietarios del restaurante El Bodegón, con una buena variedad de referencias en vinos y una interesante oferta de tapas frías, calientes y postres a un euro y cincuenta céntimos, y de las que puedo dar fe del buen hacer, esta misma semana han abierto la tapería Manolito (antiguo Vinolé, más tarde Dondé) y la Taberna Gastronómica Quitapenas (antes Galiana), recuperando la actividad en el centro y ofreciendo espacios, sabores, sitios de encuentro, muy de agradecer tras las bajas sufridas.

En éste último de los abiertos las tapas, a distintos precios, apuestan por el diseño y elaboración que terminan deleitando a quienes ya nos hemos acercado a probarlas además de ofrecer un restaurante céntrico que se había perdido.

Estas iniciativas son muy de agradecer porque iluminan la noche daimieleña que, no nos engañemos, ha de unirse a la oferta turística capaz de atraer y, muy importante, satisfacer a quienes eligen Daimiel para pasar unos días, además de responder a la demanda interna que necesita de este tipo de establecimientos que últimamente habían ido cerrando en la zona más vital, en teoría, de la ciudad. Y ojalá no sean los últimos que se incorporen.