Decía Davíd Gómez-Cambronero que en cuanto a Izquierda Unida se les habla de privatizaciones se les ponen los pelos de punta. Viendo el pleno en la tele lo primero que pensé es que últimamente al PP, a nivel nacional y autonómico, y ya también en el ámbito local, cuando se habla de privatizaciones parece hacérseles el culo gaseosa. Debe ser la forma de cada cual de posicionarse ante una situación que desde un lado se ve con escepticismo o rechazo y desde otra con fruición y entusiasmo.
El caso es que finalmente se aprobó un pliego de condiciones para que el servicio de depuración de aguas residuales se privatice, para los primeros, o se externalice, para los segundos, que ya sabemos que ahora se anda en ese juego de palabras que todo el mundo sabe que, en esencia, es lo mismo.
Y así, donde IU ve falta de justificación, ahorro para el consistorio pero con repercusión a medio largo plazo en el bolsillo ciudadano, poca inversión y prevalencia del negocio sobre el servicio, el PP ve justificación sobrada, ahorro para el ayuntamiento sin aumento de coste para los usuarios daimieleños, inversión y mejora del servicio. Es increíble como lo mismo puede ofrecer visiones tan dispares y enfrentadas, de los pelos de punta a los culos hechos gaseosa, y perdonen la broma con asunto tan serio.
¿Y el PSOE? Formuló, sobre todo, dudas y preguntas, aunque hay que reconocer que la exposición del portavoz resultó bastante confusa aunque mostrara ser más de los pelos en punta que de los culos gaseosos, y pudimos enterarnos de las posiciones que mantenían unos y otros cuando la externalizada o privatizada depuradora (gestión privada al fin y al cabo) dejó de serlo para volver al redil municipal, lo que no deja de llamar la atención cuando apenas unos años después se pretende desandar ese mismo camino.
Yo, en el pliego de condiciones, si tan seguro estaban de que no va a terminar repercutiendo en lo que pagan los usuarios, tal como se afirma radicalmente, hubiera colocado el compromiso de dimitir si tal caso ocurriese. O de dimitir quienes se oponían alegando que terminarán subiendo las tasas y sufriéndolo los daimieleños si tal cosa no llegara a suceder. Un envido comprometido. Como que nos hubiéramos sentido más tranquilos ante procesos que, en la mayoría de casos, suelen terminar castigando el bolsillo de los ciudadanos tal como nunca se decía que iba a pasar, y que en aquellos casos que no ocurren pudieran alejar los malos presagios de los augures.
*
Nunca comprometerían su cargo porque ellos mismos saben que tarde o temprano terminará repercutiendo en los daimieleños con subidas de tasas
ResponderEliminar