martes, 16 de febrero de 2016

DE VERDAD, ¿SOMOS UN PAÍS LLENO DE SINVERGÜENZAS O ES QUE TENEMOS LAS CONDICIONES ADECUADAS PARA FAVORECER A LOS SINVERGÜENZAS? (Página nº 3490)

Podrían ser ambas cosas, o alguna más, como que los ciudadanos somos, en el fondo, muy tenues con lo que sucede o ya hemos hecho costra, pero lo cierto es que mientras quiero creer que, razonablemente, el número de sinvergüenzas por metro cuadrado, es decir, la densidad de gentuza, no debe ser mayor que en muchos otros países, las circunstancias en las que se da sí parecen favorecer este tipo de actitudes: la lentitud judicial, su falta de medios humanos y de recursos, la idéntica situación en los cuerpos de seguridad del Estado, la poca eficiencia de los sistemas de control, etc...terminan creando un caldo de cultivo adecuado para que proliferen los sinvergüenzas y se expandan con maravillosa facilidad. Y cuando son cazados, casi siempre el castigo termina por hacer rentable arriesgarse a engañar, estafar, blanquear, robar, defraudar y todo ese catálogo de delitos que raramente terminan en castigos ejemplares.

Si aquí en España hemos vivido multas que eran muy inferiores al beneficio obtenido por el engaño. En esas condiciones ponen a huevo atreverse a traspasar la línea porque el delito aparenta rentabilidad frente al riesgo corrido.

Hoy ha tocado lo de Vitaldent, al hilo de ese mundo escabroso y oscuro de las franquicias donde entre mucha gente decente hay sinvergüenzas que han encontrado un chollo, y de eso ya hemos conocido casos tan hirientes como Opening. Pero todo esto demuestra que fallan los controles, que al final queda un montón de gente colgada que jamás será recompensada y que pagaban escrupulosamente sus tratamientos o cursos de inglés, trabajadores y franquiciados que ahora se encuentran con el hundimiento de las marca convertidas en apestadas y con los presuntos sinvergüenzas autores de las tropelías que no volverán a ser pobres nunca más porque ya tendrán parte de su capital a buen recaudo en vez de perder hasta el último diente por sus delitos.

No, lo siento, no creo que tengamos más sinvergüenzas que en otros muchos sitios, es que no ponemos los medios para que delinquir salga caro, sea dificultoso y no traiga cuenta. Y mientras eso no cambie cada dos por tres asistiremos a historias de este tipo. Tenemos listas de morosos que dificultan el acceso a créditos, etc... pero no parecemos tener listas de chorizos que sufrieran para obtener créditos con los que poner en marcha nuevos negocios que vuelvan a servir para el engaño y a algunos de estos los volveremos a ver montados en pujantes empresas y con un ritmo de vida propio de un rey. Hay morosos, no todos, que han llegado a esa situación por circunstancias muy adversas, por necesidad. Los chorizos no, lo hacen por pura ambición y falta de escrúpulos y honestidad, pero en este país que es España tratamos a los primeros mucho peor que a los segundos, y si socialmente no nos merecen desprecio los chorizos es normal que abunden.


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3 comentarios:

  1. Somos imitadores envidiosos, si Urdangarin está de baile, ¿quién se queda en casa tranquilo?, vamos a tomar una copa con él. Prhi

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  2. Primero se llaman Hilos Pepe, después Pepe hilos , después Pepe comercial de hilos y el tema es que el mismo "Pepe o José" estafa tres veces a Hacienda y deja en quiebra a los proveedores igualmente, y contra estos sujetos legalmente no se puede hacer nada...
    Realmente tienen mucho trabajo los que quieren hacer "cambio y progreso"

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  3. No sé si la proporción de sinvergüenzas será mayor que en otros países (da la impresión de que si), pero indudablemente los sinvergüenzas aquí gozan de la más absoluta impunidad. Muchos llevan robando a manos llenas 6 décadas y el negocio ha pasado de padres a hijos, a nietos y a bisnietos. Y eso se nota.

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