viernes, 9 de octubre de 2015

YA NO SOMOS DOCENTES, SOMOS EVALUADORES (Página nº 3294)

Una de las consecuencias más perversas de la implantación de la LOMCE, esa nueva ley educativa de la que solo cabe esperar que pronto sea vieja y derogada, es la de haber convertido a los docentes en meros evaluadores, y esto que a ojos no entendidos puede parecer no tan grave a mi modo de ver constituye el aspecto más demoledor y reprobable de la también conocida como Ley Wert porque vacía de sentido la labor docente convirtiendo el proceso evaluador en el centro de la actividad del profesor a partir de un sistema prolijo, absorbente, farragoso, inacabable y, finalmente, ineficiente, y aglutinando un tiempo que se detrae a aspectos de mayor relevancia que la propia evaluación y que tienen que ver con los procesos de enseñanza y aprendizaje, las innovaciones metodológicas, la motivación de nuestros alumnos, etc...

No se trata de relegar la evaluación, eso jamás, pero convertirlo en el fin último y el objetivo fundamental, y hacerlo a través de un procedimiento denso, extenso, redundante y que obliga a subordinar casi todo tiempo y recursos personales para no aportar mucho más a una evaluación objetiva que venía dándose hasta ahora me parece un sinsentido fruto de la aportación de quienes no pisan las aulas.

Hace algún tiempo escuché a un inspector comentar que hace algún tiempo se hizo un trabajo de campo en una zona de la provincia donde los tutores de varios grupos de alumnos hicieron una evaluación de sus respectivos grupos a partir de instrumentos habituales como el conocimiento de los chavales, la observación y análisis de las tareas realizadas, de su trabajo en pizarra, etc... Posteriormente se sometieron a esos mismos alumnos a una batería amplia y muy completa de pruebas objetivas enfocadas a evaluar distintos aspectos de su trabajo y aprendizaje. Comparando ambas evaluaciones, según contaba este inspector, la coincidencia de resultados rozaba el 95%, lo cual indicaba que el proceso evaluador inicial basado en la observación, conocimiento y análisis del profesor tenía tanta efectividad y acierto como los procesos basados en pruebas objetivas y que, por tanto, dicha evaluación era tan válida como procedimientos que buscando la objetividad terminaban conviertiéndose en procesos mucho más largos y extensos que no aportaban un plus especial.

Parece evidente que la LOMCE, en Ed. Primaria y Ed. Secundaria, ha optado por una segunda vía que solo consume recursos pero que no aportará ese plus que lo justificaría, introduciendo cientos de estándares, y para ello no les ha importado a esos "padres" de la nueva ley sacrificar al docente para convertirlo en un mero evaluador, devaluando claramente la labor de maestros y profesores.


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8 comentarios:

  1. Pff... suena hasta mal. Aunque igual es una versión reducida del verdadero cometido que os trata de asignar la ley Wert como "certificadores de la correcta inmersión de la infancia en la emprendeduría y principios básicos de la economía globalizada", que a su vez es un eufemismo de "futuros esclavos de las multinacionales"

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  2. Buenas Tótem, quiero compartir esta entrevista con vosotros y, de paso, dar la enhorabuena a este daimieleño que está llegando tan lejos.
    http://www.larazon.es/cultura/musica/ricardo-fernandez-del-moral-se-puede-ser-payo-manchego-tecnico-de-sonido-y-cantaor-PK10924182#.Ttt1Gpht0rNubZ6
    Mdz

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  3. Qué pena que tengamos que oír como nuestros maestros los dejen como simples evaluadores

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  4. La denominación en si no tiene importancia, lo que debe tenerla son los resultados del trabajo diario y el progreso de los alumnos, que mas da que se les llame de una forma o de otra, o es que el nombre tiene mas importancia que el resultado.

    O le vamos a dar mas importancia al nombre que al trabajo en sí y a ver como los alumnos van avanzando

    Siempre que la denominación no sea insultante, es lo mismo.

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    1. Siento decirte que entonces no has entendido nada, no es una cuestión de denominación sino claramente un cambio de concepto y finalidad que cambia por completo el planteamiento del trabajo docente.

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  5. Y ahora no sacáis la camiseta verde, ya habéis conseguido que gobierne el que queríais, que no ha ganado las elecciones y aunque os hagan todas las putaditas que quieran, vais a tragar con lo que os quieran imponer. Si siguiera gobernando la Cospe, estabais en la calle todos los días con la dichosa camisetilla. Está claro que tanta camisetilla, tanto cartelito, tanto dejar de hacer vuestro trabajo con el consiguiente perjuicio a los alumnos no se trataba de reivindicar nada, simplemente echar al gobierno regional, lo que ahora estáis intentando hacer con el nacional. De demócratas tenéis bien poquito.

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    1. ¿Ya te has desahogado?

      Yo no soy de camisetitas ni de manifestaciones ni tengo excesiva esperanza en el gobierno de Page. Ahora, para la educación, te guste o no, Cospedal ha sido nefasta y sigue con tu retahíla de que debe gobernar el que más votos saca y que lo demás no es democrático porque deja en evidencia tu concepto tan pobre e interesado de la democracia que solo defienden los incapaces de pactar, consensuar y llegar a acuerdos.

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    2. Lo de el "ganador se lo lleva todo" tiene mal encaje en una sociedad supuestamente democrática, quizá si en otros tiempos la tenía. Aquí se trata de facilitar lo que decida la mayoría ciudadana. Si 410.886 personas comprendísteis que todo debía seguir como estaba, 502.109 optaron por retirar la confianza a doña finiquita de Cospedal. Echa las cuentas, porque es un 22% más de gente y no se ha visto representado así en escaños, lo cual dice mucho sobre la escasa calidad representativa de nuestro sistema electoral.

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