sábado, 4 de abril de 2015

POR EL BOQUERÓN DEL ESTENA (Página nº 3049)

Hoy era el día perfecto para una excursión familiar. Una temperatura algo más suave, unas carreteras tranquilas y un destino ideal para hacer una ruta poco exigente pero recompensada por el espacio singular y escuchar a tu paso el canto de ranas y aves y el constante rumor del agua saltando entre las piedras.

Había gente, la verdad, pero con una actitud bastante respetuosa con el espacio del parque natural y sin ninguna sensación de agobio. Y en una ruta sin opción a otro vehículo que el coche de San Fernando, unos ratitos a pie y otros, ya se sabe, lo que permite un disfrute adecuado de los sentidos, una oportunidad de dejarse ir contemplando cada detalle, esa armonía natural de un espacio donde la acción humana es mínima pero esencial para hacerlo accesible.

A mí me seduce el encanto de lo sencillo, la verdad de un lugar donde casi todo parece transcurrir como siempre, ajeno a cambios, a efectos no deseados, a esa acción humana que casi siempre tiende a desnaturalizar la realidad, a avasallarla, por su falta de respeto.

Es verdad que se puede encontrar, aislado, algún residuo no deseado, alguna lata, botella o papel, pero no hacen sino destacar que son la excepción, que la gente que elige este tipo de destinos todavía suele ser conscientes de su papel neutral en esos lugares alterando lo menos posible su ser natural.

Para mí, desde luego, lo más hermoso es eso, sentir que estás de paso allí, disfrutando de lo que hueles, ves, oyes, y que cuando te marchas, con tu botín de fotos inocuas, todo seguirá exactamente igual.

Hoy era el día perfecto para esa excursión familiar. Ahora ya es el recuerdo perfecto de ese gran día. Un destino relativamente cercano, estimulante, agradable y que deja buen recuerdo para quien se anime. Pero eso sí, yendo con esa actitud, con esa idea clara de que nuestro rastro de paso por su sendero sea invisible, si no pues hagan un favor a este lugar y a sus visitantes y no vayan, ni vosotros gozaréis de su magia ni los otros visitantes podrán disfrutar del lugar con quienes no lo respetan.



La foto es de internet porque aún no he descargado ninguna del centenar de fotos que he realizado.

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8 comentarios:

  1. ¡Me alegro que lo hayas pasado bien! Cuidemos todo lo bello que tenemos.

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  2. Lo que realmente me jode de ti es que lo ocurre fuera lo minimizas o lo que ocurre en daimiel lo magníficas. Si hubieras visto una lata en las tablas dirías barbaridades. Fijate. Nunca he visto yo en las tablas una lata ni nada y tampoco he visto a nadie limpiándolas.

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    1. Pues desgraciadamente he visto alguna lata y bolsas de gusanitos flotando en el agua de Las Tablas un Viernes santo de hace tres o cuatro años en la que acudieron por miles los visitantes pero lo entendí como un hecho puntual y no le di importancia. Otras cosas sí que las tienen y conviene decirlas, y no magnifico lo de aquí, lo que ocurre es que me importa mucho más que lo de otros sitios.

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  3. Por cierto como es el rumor del agua. Que nunca lo he visto

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    1. Si no reconoces ese recurso literario es que ignoras la Historia de la Literatura Universal, majo. Hay que leer más.

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    2. Si quieres que Adivine tu sexo deberías identificarte, no crees?

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  4. Totem,que paciencia con este sudodicho. No merece la pena contestar,retratado queda.

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