jueves, 9 de octubre de 2014

EL SINDICALISTA MINERO MILLONARIO (Página nº 2719)


Fernández Villa era un "descamisado" según el particular concepto de clase de Alfonso Guerra. Era un trabajador de la mina elevado a sindicalista y luego a senador y diputado. Puño en alto, camisa de cuadros, satanizador del capital y denunciante de la explotación laboral. Hasta hace nada un tipo aparentemente coherente, honesto, vinculado a sus compañeros de mina.

Fernández Villa, sin saber cómo, hizo su capital. No llevaba vida ostentosa ni se aventuraba que fuera millonario en euros porque con sus ingresos conocidos eso era imposible salvo que pudiera hacer la multiplicación de los panes y los peces a nivel de sus pesetas y euros, lo que no parece probable porque, de haber sido legal, no hubiera tenido que recurrir a una de esas amnistías fiscales para regularizar cerca de un millón y medio de euros escondidos sepa dios donde y originados por, ójala se averigüe, métodos poco claros.

Descartemos herencias, inversiones, loterías y toda esa vaina al uso que lleva procedimientos de control por hacienda y pensemos mal. Sí, no queda otra, nadie gana todo ese dinero con necesidad de conservarlo en negro y agarrarse a una amnistía fiscal de esas generosas, incluso en la tributación respecto a lo que pagaría alguien decente por sus ganancias legales, para tratar de hacer el negro blanco. Se puede ser benevolente pero conviene más, en estos casos, ser desconfiado. Y no andaremos muy desencaminados viendo como el sindicato y el partido que lo acogieron ahora piden su expulsión inmediata y a él no se le escucha explicación alguna.

Pero, aparte de que pensemos que pueda ser un sinvergüenza, un chorizo, un despojo ético, lo cierto es que ahora tendríamos a un presunto sinvergüenza, chorizo y despojo ético millonario porque, nos cuentan, que tras regularizar esos dineros con la amnistía fiscal ya no hay quien se los toque, lo que demuestra hasta qué punto estas amnistías fiscales ad hoc que se sacan de la manga los gobiernos son perversas por más que nos digan que así consiguen que asome algo de dinero escondido que si no nunca aparecería.

Porque esa es otra, de no haber hecho este movimiento Fernández Villa seguramente nunca hubierámos sabido de sus manejos. Sí, su dinero hubiera seguido siendo negro, pero dinero al fin y al cabo que podía haber ido gastando en pequeñas cantidades sin despertar sospecha. Las inspecciones funcionan poco, carecen de medios e interés político para hacerlos eficaces, y sepa dios la cantidad de mangantes que quedan por descubrir, sindicalistas pero también de otros muchos campos laborales y económicos que guardan mucho dinero negro o que ya han aprovechado amnistías fiscales para que les sea legítimo a todos los efectos. Ya se sabe que pagamos los tontos, que los millones de tontos mantenemos este chiringuito lleno de indecentes, de robapavos, de defraudadores, de chorizos, que esconden, amañan, hurtan y nos estafan. Da igual que se disfracen de cargos públicos, de banqueros, de sindicalistas, de constructores o empresarios, de lo que sea, son los listos en un país con legislación para los listos, con ventajas para los listos y con casi impunidad para los listos. Para eso estamos los batallones de tontos paganos a los que ya no nos sorprende que des un golpecito en el suelo y cada día asomen más y más casos de listos hijos de...

*

5 comentarios:

  1. puta.... con todas su letras.

    ResponderEliminar
  2. De todo lo que ha salido a la luz en los últimos días y que afecta, entre otros, a los llamados sindicatos mayoritarios, podemos deducir, aunque con trazo grueso por el momento, que no es de extrañar esa apuesta sindical por mantener a toda costa el diálogo social por encima de la organización y movilización de los trabajadores.
    Todo ello aún a sabiendas de que ibamos perdiendo derechos negociación tras negociación, hasta llegar a la situación actual.
    Con esto no quiero decir que los sindicatos no sean necesarios. Lo son.
    Y ahora mas que nunca. Pero urge ya recuperar el auténtico sindicalismo de clase, es decir el sindicalismo anterior al apoyo sindical al tratado de Maastricht.
    La fortaleza de los trabajadores está en su organización en sindicatos. Si no nos organizamos el futuro que nos aguarda sera aún peor que el presente que estamos viviendo.
    Recuperemos la organización sindical sin ataduras a tratados del capital, sin chorizos en las cúpulas dirigentes, sin pasteleos con los gobiernos de turno, sin juego sucio
    Volvemos a necesitar el sindicato asambleario, presente en el centro de trabajo, que negocie pensando en los trabajadores y de acuerdo con los trabajadores.
    Volvemos a necesitar estar unidos y organizados porque por separado somos muy débiles.
    Sindicatos si, pero sin chorizos ni traidores.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a la amnistía están descubriendose muchos casos de corrupción con lo que una vez investigados a fondos llevarán a sis autores a la carcel

    Con lo que deduzco que la amnistía está un arma de doble filo y muchos van a caer

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Algunos caerán. Los menos. Entre otras cosas salvan el dinero, lo blindan, salvo que se pueda demostrar un origen ilícito si es que el delito que lo originó no ha prescrito.

      Eliminar
  4. Y lo mas lamentable de todo esto es q hay gente,bastante por cierto q cree q todos estos chanchullos son para favorecer al pais,jajaja,q ilusos,la amnistia fiscal era para recaudar algo del dinero negro nos dijeron,Y UNA MIERDA,fue para q todos los amiguitos blanquearan lo q nos habian robado,porque creo yo q poquitos currantes se aprovecharan d la amnistia,y lo de los sindicatos sin comentarios,nos han devuelto a la prehistoria,

    ResponderEliminar