Ahora que quieren cobrarnos hasta el sol si optamos por el autoconsumo y que no se atreven, de momento, a poner un impuesto por respirar, existen cosas que todavía son gratis y que estando al alcance de la mayoría sin embargo quedan casi para las minorías. Hablo de algunas manifestaciones culturales que se ofrecen en cada sitio, casi siempre sufragadas por administraciones o entidades privadas, y que pasan, desgraciadamente, desapercibidas. Hay cientos de salas y espacios expositivos de acceso libre capaces de emocionarte, sorprenderte, ensimismarte, conmoverte, deleitarte o hacerte pensar, incluso de dejarte absolutamente indiferente, ¿por qué no?, pero tras exponer a tus ojos esos trabajos en cualquiera de sus disciplinas artísticas. Y hay, también, cientos, miles de charlas, conferencias, encuentros, sobre todo tipo de temáticas capaces de atraparte o, de nuevo, llevarte a la reflexión. Y sin embargo todo ese esfuerzo artístico o divulgativo, aparejado a un esfuerzo económico importante, apenas tiene resultado para una población que, en general, vive bastante de espaldas a estas manifestaciones cuando no se trata de personajes especialmente relevantes o artistas más que consagrados.
Hoy, por ejemplo, he ido a ver la exposición que José Antonio Alcázar y Fernando García Medina presentaban el la Posada de los Portales, en Tomelloso, atraído tanto por las fotos del primero como por los cuadros del segundo, pero también por ese singular espacio expositivo. Y a la vez teniendo la oportunidad de conocer el Museo de Arte Contemporáneo "Infanta Elena", magnífico, que la Cooperativa "Virgen de las Viñas" que esa entidad ofrece visitar gratuitamente a cualquier curioso o amante del arte. Pero, además, existen otros espacios en esa ciudad que han quedado para otra ocasión que están ahí para darse un baño de cultura, sensibilidad y emociones, en una apuesta clara por la creación, y que, en general, apenas reciben atención de paisanos y visitantes. Y si vamos a casi cualquier localidad de tamaño medio o grande el abanico de opciones se amplía y casi siempre sin coste alguno. Y yo, que no me tengo por culto pero sí por inquieto, aprovecho muchas de esas oportunidades cuando voy a cualquier lugar.
España no es que sea un país culto, que no lo es, es que no parece ni tener el deseo de serlo, y seguramente ofrecer gratis algo de tanto valor es muestra de un esfuerzo que se hace constantemente y que se ve poco correspondido. Y lo repito, habiendo tan pocas cosas gratis ésta es, de todas, la que menos apreciamos.
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