Hubo un momento, no hace ni cuatro años, en los que Rajoy atacaba a Zapatero acusándole de no dar la cara en sede parlamentaria. Ahora es él el que prefiere dar ruedas de prensa en Moncloa para no comparecer donde deben comparecer los presidentes de Gobierno.
Luego se quejan cuando se dice que los dos partidos mayoritarios son iguales. Si no lo son tienen cierto empeño en parecerlo.
Y mientras tanto el Parlamento, Congreso y Senado, queda desnaturalizado y sirve para sitio de broncas. Esto es como los consejos, siempre son para los demás y nunca para uno mismo, por eso caen constantemente en la contradicción de exigir para otros lo que ni tan siquiera se plantean para sí mismos, y volvemos al Día de la Marmota pero con los rostros cambiados.
Las explicaciones deben darse en la tribuna del Congreso si es que es verdad que en el Parlamento está representada la soberanía popular. Pero si es otra mentira más de las que urden los partidos, otro engaño colectivo para secuestrar la soberanía a los ciudadanos, entonces no, entonces es lógico que Rajoy, como antes Zapatero, se monten una rueda de prensa sin preguntas, sin debates y sin oposición, a la manera de los regímenes personalistas donde el pueblo importa una mierda.
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