lunes, 14 de marzo de 2016

EN TERCERA DIVISIÓN (Página nº 3532)


Ayer, el programa de Jordi Évole sobre la conciliación laboral y familiar comparando la situación de Suecia con la española dejó bien a las claras que aquí se juega en tercera división pero, además, que las probabilidades de ascenso son tan escasas que pasan más por una quimera que por un objetivo sensato.

Sí, vale que la comparativa se ha realizado con uno de los países top en este campo, de esos que pueden jugar un año sí y otro también para hacerse con el título de la "champions league" de la conciliación, pero es que las distancias son tan desorbitadas que lejos de fijarnos en el ejemplo a seguir lo que deja meridianamente claro son las carencias propias que impiden siquiera pensar en lograr unos mínimos objetivos de acercamiento. No es que falte presupuesto solo, es que ni hay jugadores ni calidad en el entrenador ni objetivo en la directiva ni rumbo en el presidente de este club terceril que nunca toma modelos adecuados a seguir.

Carecemos de servicios e infraestructuras, de ayudas, de honestidad, de convicciones. En Suecia vemos una red importante de guarderías públicas que trata de abordar toda la demanda con la premisa de una ratio razonable. Escuchamos la existencia de una oferta de ayudas públicas mensuales por niño y la adecuación de los precios en virtud de los ingresos de las familias así como los permisos de maternidad y paternidad más amplios del mundo, nos cuentan cómo el sistema se basa en la confianza y en la integridad de las personas para hacer un uso correcto de ausencias para cuidado y organización de horarios laborales, extraemos las convicciones que rigen un sistema en el que creen, por el que luchan y cuya legislación progresiva trata de afinar y mejorar los principios que sirvan para alcanzar esa conciliación y que determinan que los niños son una riqueza del país que merece ese esfuerzo y no un estorbo que debe quedar subordinado a los deberes laborales de los padres y cuya solución solo queda en manos de la familia.

Pero hay mucho más y aunque no guste, porque siempre encuentro el mismo origen y se me suele criticar, hay una diferencia sustancial a nivel político y eso también quedó claro en el programa de Salvados. Mientras en Suecia la conciliación es un objetivo de primer orden, un tema transcendente y prioritario, en España es más una pose, un relleno programático, una "maría" política que no ocupa ni un segundo de los pesos pesados de los partidos. Y lo que es peor, y esto ya no es tanto su responsabilidad, que no les impele a cambiar la presencia de una demanda social potente y movilizadora porque ésta no existe en el grado de poder hacer cambiar la dejación política.

Es posible que algunos se conformen con esta "tercera división" solventada con escaso presupuesto, sacrificando a los hijos y explotando a los abuelos. No vamos a salir del pozo de esa categoría mientras no nos demos cuenta de que ahí no se está bien, que seguimos menguando en la tasa de natalidad, que convertimos las familias en un ente formalista, que apostamos por la ineficiencia horaria y que todo eso nos convierte en el culo de Europa en aspectos de conciliación porque funcionamos para consolidar todos esos errores.

Enlace al programa de Salvados "El milagro de la conciliación":


:::::::

3 comentarios:

  1. Mucho "proteger la familia tradicional", pero luego no hay quien se pueda plantear siquiera tenerla con un paro desbocado, salarios de miseria, horarios abusivos, precariedad total, permisos insuficientes, discriminación sexual hacia las mujeres por el hecho de que puedan disponer de un permiso maternal, falta de ayudas (no digamos ya si sobreviniera alguna discapacidad/enfermedad rara), etc, etc, etc.
    España envejece y se muere. El impacto demográfico de la crisis va a atenazar nuestro país durante todo este siglo, y no va a ser menor (en otras palabras, las de Rajoy, va a ser cosa mayor).

    ResponderEliminar
  2. En España no se vive: se sobrevive, y desde hace unos años, ni eso. Para compensar nuestra mierda de horarios y trabajos abusivos salimos hasta las tantas a nada que se presente una oportunidad. Pero quizás lo que tanto se presumía como que en España "sabemos disfrutar de la vida" no sea sino la válvula de escape de unos horarios totalmente abusivos y una cultura del presentismo más propia del siglo XIX.

    ResponderEliminar
  3. Si no fuésemos a peor. Yo no lo tengo claro.

    ResponderEliminar