Que España sea el país civilizado con mayor número de aforados no justifica la corrupción pero ayuda a explicarla. El aforamiento sirve para eludir, retrasar los procedimientos judiciales, amparar momentaneamente al presunto corrupto, y por lo tanto deja en el aire un cierto mecanismo temporal de impunidad que nada tiene que ver con el origen dado al aforamiento que era, exclusivamente, salvaguardar la libertad de expresión de los representantes políticos para que el debate no se viera interrumpido por constantes cruces de querellas entre ellos. ¿Qué tiene eso que ver con no procesar a un político aforado por indicios de delitos de cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, fraude, malversación, etc...? Nada, absolutamente nada.
Pero en España ese concepto de aforamiento se ha pervertido interesadamente, se ha construido como una armadura privilegiada por quienes la disfrutan y en el fondo ha sido creada con el deseo de que fuera lo que actualmente es, un paraguas que salvaguarde a los cargos más destacados mientras les dan tiempo para maniobrar a su favor. Y mientras exista el aforamiento, un anacronismo legal de todas todas, unido a la capacidad de nombrar jueces de los altos tribunales a propuesta de los partidos y la todavía más perversa costumbre de controlar políticamente los órganos de control la corrupción campará a sus anchas y la impunidad será una opción relevante.
Ya en 2011 eliminar o racionalizar los aforamientos quiso convertirse en zanahoria electoral de algunos partidos, incluyendo el que ganó, pero cinco años después no han tenido tiempo ni ganas ni voluntad, pese a su mayoría absoluta, para quitarnos ese lastre, para desvestirse de ese privilegio, para devolver la cordura y espolear esa y otras medidas para acabar con la corrupción.
Sobran aforados. Si se sometiese a un referendum estoy seguro de que una inmensa mayoría votaría contra los aforamientos. Pero los políticos nunca escuchan, nunca, sobre todo si temen que les perjudique. Prefieren esa condición de intocables. Presumen de honestidad, de hoja de servicios limpia, de no tener hipotecas personales con nadie, pero se aferran al aforamiento como a la vida, al privilegio que es con uñas y dientes, y pasarán los años antes de ver una medida ejemplar de este tipo.
No, el aforamiento no justifica la corrupción pero ayuda a explicarla. Para algunos ese aforamiento les salvó de un juicio, quizá una condena. ¿Quién renunciaría a un "seguro de vida" pagado por los demás?
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¿Qué te parece la estrategia de Rajoy que denuncia El Mundo?
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/espana/2016/02/09/56b90d5722601d50298b45b1.html
Ciñéndonos a lo que dice la información me parece lógico. Todos están desarrollando sus estrategias, con más o menos intenciones confesables, y la de Rajoy no es otra que confiar en unas nuevas elecciones para ver si aumenta sus opciones porque ya le han dejado claro que en esta situación nadie le quiere como pareja de baile.
EliminarSi te refieres a intentar forzar que el Rey pudiera jugar a su estrategia pues existía la posibilidad de intentarlo pero le ha salido rana y, acertadamente o no, ha demostrado criterio y sabido marcar distancia. No es el Rey del PP y, por tanto, rechazada la opción de la investidura por Rajoy le ha ofrecido la opción a quien estaba dispuesto a asumirla, que era Sánchez. Otra cosa es que salga ésta o lleguemos a nuevas elecciones, pero no parece que el estratega fuera tan espabilado y lo mismo no ha entendido que lo que hacía con mayoría absoluta ya no le sirve con 123 diputados y más cuando en la segunda ronda también reiteró que no asumía la opción de someterse a investidura. ¿Qué pensaba, en un bucle infinito que solo le concibiera a él como opción o elecciones?