Leo en elconfidencial.com como el Ayuntamiento de Ávila, junto a la Junta de Comunidades de Castilla-León, decidieron sepultar la mayor necrópolis musulmana de Europa, en perfecto estado de conservación, para que nada les estropease el desarrollo especulativo de una zona destinada a la construcción de chalets y algún supermercado, amen de tratar, según narra la noticia, de borrar cualquier vestigio musulmán que pudiera resultar incómodo. Y lo hicieron agarrándose al único informe, entre todos los emitidos, que cuestionaba el valor del descubrimiento arqueológico para merecer ser considerado Bien de Interés Cultural.
Lo curioso es que fueron muchas entidades las que se interesaron por protegerla tras realizarse varias catas e iniciarse el proceso de conservación, Entre ellas la Universidad de Oxford o el Ministerio de Cultura de Francia, pero Ayuntamiento y Junta cometieron uno de esos disparates incomprensibles tan a la española, de esos que se cometen al calorcillo de la especulación inmobiliaria y que se permite arrasar con lo que sea de manera impune.
Por cierto, el alcalde de Ávila entonces era nuestro paisano Agustín Díaz de Mera, luego elevado a los altares de la clase alta política del partido, que sustituyó en su momento a Ángel Acebes como primer edil de la ciudad castellana.
Ahora se da a conocer un documental sobre este lamentable episodio bajo el título de "Maqbara" pero la historia saca a la luz, de paso, el tratamiento que las administraciones hacen del patrimonio. Cierto es que para los arqueólogos el mínimo resquicio es digno de conservación y tal vez la extensa historia de nuestro país no pueda obtener recursos para conservarlo todo pero, a cambio, los políticos nos acostumbran al desdén, ya no solo con la racanería en el otorgamiento de las figuras de protección sino con el desinterés y desprecio a muchos de los que ya han obtenido esa designación como P.I.B., y baste ver la situación de la Venta de Borondo para darse cuenta de que sus intereses van por otro camino y que el patrimonio, fuera de la foto, interesa más bien poco aunque es justo el patrimonio lo más valioso que un país como el nuestro puede mostrar al mundo.
Pero ya saben, los estupendos chalets y el Mercadona, como cita el artículo, lucen muy bien sobre la destruida necrópolis. Podían haber ido en cualquier otro sitio, pero donde va a parar el ladrillo visto y los productos Hacendado con un viejo cementerio musulmán que solo olía a muerto, ¡a la mierda historia y patrimonio!,¡viva la especulación y la burbuja inmobiliaria! (Véase ironía para los lectores inadvertidos)
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Por Ávila se piensa que si del exalcalde y del expresidente de la Diputación se supiera todo algún día ,probablemente, podríamos tener los abulenses una segunda Valencia.
ResponderEliminarEscucha como muestra de lo que se hablaba no ha mucho por aquellas tierras (por si le faltaba poco también aparece con Rato el día de la salida a bolsa)
https://www.youtube.com/watch?v=keS-dpz_O-g
Daimielización importada.
ResponderEliminarEsto pasaba en Ávila no hace mucho tiempo.
ResponderEliminarhttp://avilabiencomun.blogspot.com.es/2012/03/historias-de-topami-capitulo-i-acampada.html