No sé si me he excedido con el título o, creo, no he estado demasiado preciso, pero me ha salido así. Y es que si jubilarse era una forma de "morir profesionalmente" ahora es casi una manera de que te "maten profesionalmente".
Me explico. Una persona ha de elegir entre jubilarse o no hacerlo... cuando cabe esa elección. En algunas profesiones existe una edad para jubilarte que no puedes prolongar mientras que en otras puedes elegir el momento de hacerlo aun a costa de postergar el momento de cobrar la pensión que hayas ido labrando con tus cotizaciones. Pero, en cualquier caso, una vez que tomes la decisión de hacerlo cualquier ingreso vinculado a una actividad laboral por cuenta propia será penalizada gravemente si excede unos límites que, netos, superen la cantidad fijada como salario mínimo interprofesional. O por cuenta ajena o propia, para quien se jubiló a la edad legal, con el tiempo de cotización exigido para el 100%, que como normal general llevaría a reducir la pensión el 50%. O acogiéndose a una jubilación flexible que permitiría trabajar por tiempo parcial pero reduciendo en ese mismo porcentaje la propia pensión cobrada.
Bien, no es que crea que no debe estar regulado, lo que ocurre es que entiendo que la tabla rasa ha empezado a mostrar algunas lagunas, sobre todo en el campo creativo e intelectual, lo que ha hecho saltar muchas noticias últimamente en los medios de comunicación y que no dejan de plantear interrogantes.
Así, cuando te jubilas, se supone que puedes emprender cualquier tipo de actividad alternativa siempre que genere escasos ingresos o, para evitar problemas, ninguno. Pero si tienes la cualidad de elegir escribir, pintar, esculpir,cantar, actuar, inventar... y si esa capacidad resulta tan excelente que pudiera generarte contratos, ventas, actuaciones, etc... o renuncias a tu pensión, ganada con el sudor de tu frente, o renuncias a tu desarrollo como creador, aunque eso significara pagar tus impuestos por tales ingresos.
La administración te quiere muerto civilmente porque es muy complicado renunciar a una pensión en base al posible éxito continuo en esa faceta y solo algunos podrán arriesgarse, en tanto que la mayoría tendrán que guardar obra o donarla o dejarla en herencia cuando muera para que otros puedan gozarla y rentabilizarla.
Pienso en muchos escritores que publicaron, otros que podrían hacerlo, en edades avanzadas y que son obras sensacionales que nos hacen pasar mejor la vida. Leo que escritores como Antonio Gamoneda, Javier Reverte, Eduardo Mendoza, José Manuel Caballero Bonald, ya han sido tocados o sancionados, en algún caso, por la Seguridad Social, y teniendo en cuenta que la normativa es de hace tres años, a los que se les obliga a no jubilarse jamás, renunciar a su pensión o condenarlos al silencio editorial. Y hablamos de personas que, digamos, acceden a escribir columnas de prensa y que podrían vivir más o menos bien de sus obras, pero que tras ellos hay gran cantidad de gente que escribe por placer, que intenta publicar y que, en el mejor de los casos, podría tener un éxito editorial importante de modo aislado.
O, como digo, jubilados convertidos en pintores, escultores, actores, que podrían alcanzar puntualmente alguna relevancia y ventas que excedieran esos límites, hasta cierto punto muy asequibles.
La creatividad, la intelectualidad, han sido condenadas por el Estado. Jubilarse ya queda para viajes con el Imserso, bancos de plaza mientras echas de comer a las palomas, paseitos, visita al consultorio y luego a la farmacia y cualquier otra actividad que no genere dinero. Eso sí, puedes especular jugando en la Bolsa, invertir en locales y en pisos para cobrar alquileres, etc... porque eso no es trabajo, amigo, y ahí la creatividad y la intelectualidad importa una mierda.
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La AEAT ha demostrado que Pablo Iglesias ha ahorrado más de lo que ha ganado, si me jubilo lo llamaré, bueno, si no es ministro de hacienda. En este caso pintare un cuadro, los derechos de autor duran hasta unos 70 años jejejeje.P.R.H.I.
ResponderEliminar¿Donde está la noticia de eso?
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