martes, 24 de noviembre de 2015

LA AGENCIA TRIBUTARIA Y YO (Página nº 3355)


Siempre nos hemos llevado bien. O casi siempre. Soy de los que se lo ponen muy fácil porque no tengo más ingresos que mi salario pagado por la administración y los escasos réditos de mis cuentas bancarias. No recibo dinero por ningún otro sitio, ni blanco ni negro ni gris, y por eso casi todos los años me limito a confirmar el borrador y esperar que me ingresen la devolución.

Pero este año la Agencia Tributaria no estaba por la labor. Al solicitar el borrador no me dejaba confirmarlo porque, así aparecía, estaba pendiente de justificar una subvención. ¿De qué demonios hablaban?, ¿a qué subvención se referían si yo no había recibido nada en 2014? Después de darle vueltas me percaté de la cuestión aunque, evidentemente, había un error. La subvención a la que se referían, y la única que he recibido durante mis casi treinta años de trabajador, correspondía al Plan Pive de un coche comprado en 2013 y declarado en ese año fiscal (Renta 2014). Tan fácil como comprobar en la declaración presentada el año pasado que ya había tributado por esa subvención, tan sencillo como abrir el ordenador y ver las últimas declaraciones y buscar la casilla correspondiente y haber resuelto la cuestión.

Pero no, me temo que, siguiendo la costumbre, pusieron en cuarentena a todos los receptores de ayudas del Plan Pive de 2013, independientemente de comprobar si ya habían tributado o no. Es decir, una "presunción de culpabilidad" por no hacer una mínima gestión administrativa marcado cuatro datos. Pero yo, que estaba seguro de haber hecho bien mis cuentas, al no poder confirmar el borrador de la declaración hice una con, exactamente, los mismos datos y cifras, aunque hasta  en prensa pude leer que iban a realizar paralelas a todos los contribuyentes perceptores de ayudas del Plan Pive.

Ayer me devolvieron lo que determinaba mi declaración presentada. Ni un céntimo más ni un céntimo menos, aunque nunca había tenido que esperar tanto. Pensé, bueno, aunque tarde ya está aquí, pero lo cierto es que me molestó esa percepción de estar bajo sospecha simplemente porque, previamente, alguien no había hecho su trabajo y comprobado que había declarado esa subvención cuando debía y no un año después, como ellos pretendían señalar. Pequé de cumplidor y no venía a cuento que me metieran en esa presunción de culpabilidad que sabes que no mereces, incluso cuando tengamos un ministro como Montoro que se ha dedicado toda la legislatura, entre aciertos y errores, a poner bajo sospecha a todo dios.

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