domingo, 25 de octubre de 2015

DAIMIEL MERECE LA PENA (Página nº 3313)




Recojo uno de los últimos comentarios, aunque vaya por delante cuál es mi respuesta con solo leer el título de esta entrada:

¿Pero de verdad, estáis convencidos de que Daimiel merece la pena?

Sí, Daimiel, a pesar de los pesares, merece la pena como destino turístico.

Cierto es que llevábamos épocas empeñados en todo lo contrario, es decir, es despatrimonializar nuestro municipio, en esconder nuestros recursos turísticos, en ignorar nuestros valores y hasta, por qué no decirlo, en mostrar una miopía sobre lo que dicho turismo podía reportar. Creo que hasta ya el siglo XXI no hemos empezado a entender nada de esto, salvo excepciones muy valiosas a través de emprendedores a los que hay que aplaudir y apoyar, y por eso en el camino además de la fisonomía urbanística de Daimiel nos hemos ido cargando edificios que bien podían haber sido reconvertidos en establecimientos hosteleros o de hospedaje con encanto, puntos de visita en una ruta guiada por la localidad u otras opciones que uno vislumbra cuando ha visitado muchos puntos de la geografía en viajes culturales y de ocio.

Pero no conformes con arrasar la imagen urbana de Daimiel en pos de sacarle jugo a la especulación y el mal gusto hasta desfigurar, o más bien, despersonalizar nuestro espacio urbano, donde apenas se salvaron las iglesias y ermitas o espacios emblemáticos como el Parterre y la Plaza (con reparos lo de salvarse), o el legado valioso para algunos, entre los que me encuentro, de Fisac (también con luces y sombras), lo peor es que la hemos emprendido con nuestro entorno cargándonos el Guadiana y, por simbólico, los Ojos, el conjunto lagunar daimieleño, el conjunto de molinos hidráulicos, alguna de las motillas de nuestro entorno y, aún no sabemos por qué no lo consiguieron, las propias Tablas de Daimiel. Y aún, en la estupidez que siempre anidó, estamos consiguiendo consolidar la pérdida de la Venta de Borondo.

Dicho todo esto, sin embargo, creo firmemente que en la última década y media se han ido dando pasos. Daimiel tiene un reclamo impresionante con el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, fuente primera de visitantes y, por tanto, una mina si se consigue ofrecer a estos el aliciente necesario para querer conocer la localidad, y ahí juega un papel fundamental lo institucional pero, como decía en una entrada reciente, la capacidad de los empresarios locales de articular un trabajo conjunto que ofrezca valor y calidad para que estos pernocten, coman, disfruten su ocio visitando puntos de interés pero también eventos y locales para tomar una copa, un café, divertirse y llevarse una buena sensación del lugar, y esto aún tiene mucho trabajo por delante.

La Motilla del Azuer creo que terminará por convertirse en un valor añadido de trascendencia, facilitando fechas y horarios e incrementando la información. Navaseca ya tiene prestigio entre los amantes de las aves, un tipo de turismo menos numeroso pero importante y adecuado por su respeto para no degradar este espacio, como ya he contado en alguna entrada cuando me he puesto a indagar por internet.

Y Daimiel gusta, no porque sea un pueblo especial, monumental, destacado, sino porque es un pueblo cómodo para moverse por él, con un centro acogedor al que le falta un poco más de ambiente y un poco más de implicación de sus habitantes para promocionarlo. He visto visitantes que preguntan a varias personas hasta que dan con alguna que sabe vender Daimiel, ayudarles adecuadamente, aconsejar y animar a quienes nos visitan.

No voy a decir lo que supondría recuperar el acuífero, volver a disfrutar de un Guadiana como aquél que algunos conocimos, reencontrarse con las lagunas ya olvidadas en el entorno de la localidad. Y tampoco de lo que supone Daimiel como un lugar estratégico para ser punto de partida y conocer parques nacionales o naturales, pueblos con encanto, etc.... Pero sí digo que Daimiel podría pelear por ese objetivo también. En mis últimos viajes por Asturias, Navarra o Málaga, tomaba una localidad céntrica y desde ahí cada día emprendía una ruta. Bien, pues Daimiel tiene en un entorno de 80 o 90 kilómetros casi todo lo que es imprescindible ver de la provincia y por tanto, por lo bien comunicado, una oportunidad para ser la elección de aquellos que quieren conocerla durante varios días o una semana.

Sí, Daimiel merece la pena. Ahora falta que los daimieleños seamos capaces de hacerlo posible.

**+


4 comentarios:

  1. Presentado ciudadanos, yo me preguntó hay alguien del pueblo a parte de Ángel.
    Dicen que al pp de aquí le interesa que ciudadanos salga adelante en el pueblo eso le aseguraría las proximas

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  2. Daimiel : el único pueblo de España sin un parque para los niños que juegen y corran con libertad y para sus mayores que pasen... Que vergüenza y estamos pensando mas en los visitantes que en nosotros.

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