domingo, 5 de julio de 2015

ESTAS BOMBILLAS LLEVAN 62 AÑOS DANDO LUZ (Página nº 3217)

A veces uno se encuentra con sorpresas que desconocía o quizá había olvidado. Estaba hablando con mi madre, en su casa, cuando me pidió que le comprara unas bombillas de vela haciéndome notar que cada vez duraban menos y se fundían con mayor frecuencia.

-"¡Ya es que no duran nada!"

Es verdad, pensé, recordando aquello de la obsolescencia programada, esa perversa forma de programar la duración de algunos elementos para que no duren demasiado, a pesar de que la tecnología actual posibilitaría vidas útiles más longevas. Fue con la fabricación de las bombillas incandescentes donde más caló ese concepto americano de obsolescencia como modelo productivo y por eso cada vez me extrañaba menos la afirmación de mi madre de que cada vez eran más caras y duraban mucho menos. Y entonces vino a sorprenderme al decirme:

-No como las de la lámpara del salón, que llevan 62 años sin fundirse. Desde que nos casamos.

-¡Anda ya, cómo va a ser eso!- le repliqué. No te acordarás de haberlas cambiado.

-¡No, no, las pusimos cuando compramos los muebles y las lámparas ,cuando íbamos a casarnos! Una se fundió a los dos años o tres, y otra hace poco, pero las tres que quedan tienen 62 años y siguen dando la misma luz!

Mi abuelo Agustín se dedicaba a las instalaciones eléctricas y mi padre, junto a mi tío, regentaban un comercio de ferretería y material eléctrico. Aquellas bombillas eran las mejores que se vendían por entonces y fueron elegidas para iluminar la sala principal de la vivienda. Y es curioso, han sobrevivido a mi abuelo, a mi tío, a mi padre y, seguramente, seguirán luciendo algunas de las tres que quedan a mí mismo, que nací unos años después.

¿Cómo es posible que ahora las bombillas, algunas de ellas, no superen unos centenares de horas de funcionamiento? Porque nos estafan, es evidente, porque todo lo que tiene que ver con la electricidad, incluidos los electrodomésticos, forman parte de esa gran estafa a que nos someten los fabricantes creando una demanda con subproductos que solo a ellos beneficia.

En la lámpara, como puede verse en las distintas fotos, las bombillas que se opusieron a la obsolescencia programada, que quizá fueron concebidas antes de esa estrategia fraudulenta, funcionando durante sesenta y dos años sin perder luminosidad, reliquias del buen hacer y la honestidad de los fabricantes antes de caer en la cuenta de que el negocio estaba en vender un mal producto.

Las bombillas se compraron, dice mi madre, en septiembre de 1952, apenas a dos meses de cumplir los 63 años dando luz y yo me entero ahora.




No sé si habrá en Daimiel muchas bombillas de aquella época o incluso compradas antes que aún funcionen. Para mí, aparte la anécdota, es la demostración viva de cómo se burlan de nosotros.

***

9 comentarios:

  1. Obsolescencia programada.

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  2. Antes se fabricaban productos para cubrir nuestras necesidades... Ahora nos crean necesidades para que compremos productos.

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  3. Algo tendrá que ver que tu madre tendrá sala de estar y habrá pisado poco el salón estos 62 años, imagino yo

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    1. No dejes que la realidad te arruine una buena historia... Estamos hablando de obsolescencia programada, un hecho muy comprobable en bombillas.

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  4. Me parece genial que de cualquier cosa saques tema. Nunca te aburres.

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  5. Dejo un enlace sobre un documental de LA 2 llamado "OBSOLESCENCIA PROGRAMADA Comprar, tirar, comprar" por sí interesa: https://www.youtube.com/watch?v=24CM4g8V6w8

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  6. Además de la obsolescencia programada está la presión que como consumidores ejercemos respecto a la fabricación de los productos, por ejemplo antes buscábamos muebles para toda la vida, por tanto muebles de calidad, perdurables, ahora nos conformamos con algo que tenga cierta estética y cuando nos cansamos lo cambiamos.

    Esto que significa que los productos de calidad cada vez sean menos en el mercado y vayan siendo sustituidos por productos de menor calidad.

    Si tenemos un producto que cuesta 10 € y es un producto de calidad pero compite con otro de 7 € que es mucho peor y acabará rompiéndose antes como consumidores podemos elegir cual de ellos comprar, si uno que puede durar mucho más o el barato.... como en la mayor parte de los casos el fabricante no obtiene recompensa por esa calidad empieza a reducir espesores, calidades, hasta que consigue un producto que también pueda vender el también a 7, el problema es que el de 7 para entonces ya habrá reducido la calidad... con lo que al final consumimos cada vez cosas peor hechas.

    Habría gente capaz de pagar el doble o el triple por un producto si se le certificara que la vida útil es muy superior??

    Cuanto pagarías TOTEM por las bombillas de casa de tu madre??

    Creo que hay alguna iniciativa en relación a las bombillas que va en esa dirección

    Fdo. EN LOS CUERNOS DE LA LUNA



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    1. Tienes razón. Ahora, en mi caso apuesto por la calidad casi siempre porque me recompensa el esfuerzo en la mayoría de los casos. No siempre los consumidores, por sus ingresos, tienen esa posibilidad real de elegir, pero cuando es posible estoy de acuerdo contigo que se suele apostar por lo barato y por cambiar frecuentemente.

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    2. Por eso, no solo debemos pedir a las multinacionales que eliminen la obsolescencia programada, también nosotros nos tenemos que informar que productos son más duraderos, cuales son las diferentes opciones en el mercado, porque al final lo barato sale caro, quizás vale la pena consumir menos unidades pero las que se consuman sean de mayor calidad porque al final obtendremos más

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