5 + 5 ... ¡SON CINCO! (Página nº 2921)

Un ayuntamiento como el de Daimiel se está gobernando con cinco concejales, tres de ellos con dedicación exclusiva y dos mediopensionistas. El resto solo es representativo, bien por ausencia de competencias reales, por asunción de ellas por parte de alguno de esos cinco, por quedar a expensas de los técnicos de su área, por circunstancias personales, por pérdida de confianza o por parecer poco menos que un cero a la izquierda.

Esa es al menos la impresión que dan desde fuera, lo que aprecia la gente. Cinco concejales con delegaciones que exigen algo más que presencia, que necesitan de mucho más que ir a presentaciones o dar alguna rueda de prensa de vez en cuando y otros cinco que simplemente están pero cuyas delegaciones podrían seguir funcionando igual si no estuviera.

No hay un equipo solvente, entendido desde sacar partido a todos los recursos de un grupo de diez concejales. Más bien hay una concentración de poder muy marcada, un núcleo fuerte, algo que siempre ha habido en otras legislaturas, pero que contrasta como nunca porque no recuerdo que en ninguna de las anteriores hubiera esa sensación de diferencia entre los concejales de un mismo grupo de gobierno ni quedara tan reducida a casi marginal la actividad de unos concejales en comparación con los más activos.

Y no, no es una impresión mía, lo he oído comentar durante estos últimos años porque la diferencia, el contraste señalado, se ha apreciado desde casi el minuto uno.

Esto no es bueno o malo de inicio pero llama la atención que habiendo tantas tareas la configuración de una lista no contemple rodearse de gente que no acepte ese papel residual y un paso sin pena ni gloria por la política local.

Por cierto, que esto me recuerda el chiste del concejal murciano que de viaje a Madrid descubre a un policía local poniéndole una multa por aparcar en doble fila. El concejal le dice al agente:

-¡Oiga, no me multe que yo soy concejal de Murcia!

A lo que el agente le replica:

- En Madrid un concejal de Murcia pinta una mierda.

Y el concejal le dice:

-¡Ya, y en Murcia también!

No sé si es una cuestión de implicación, de capacidad, de falta de confianza, o qué, pero se supone que las listas deberían surtirse de gente competente para que sacaran todo su jugo a las delegaciones y concejalías bajo su responsabilidad y no dar tan pobre sensación de que solo cuatro o cinco parezcan contar a la hora de las decisiones y el resto quede para el bulto.

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