No nos engañemos, el ejercicio de patriotismo suele tener mucho de postureo y muy poco de compromiso, por eso de los que presumen de patriotas hay que desconfiar casi siempre, como hay que hacerlo de aquellos que mientras reivindican determinadas cosas realizan acciones que parece van encaminadas a otros intereses o, al menos, contradicen esos posicionamientos.
Patriotismo es pagar los impuestos que nos corresponden, incluso considerando que puedan ser excesivos o mal empleados después, porque existe una capacidad correctiva desde los gobiernos para modificar los impuestos y retenciones pero, desde luego, lo que es incuestionable es que los servicios públicos no se pagan solos, que todos debemos contribuir fiscalmente y que debe existir una proporcionalidad en función de los ingresos.
Llama la atención, entre los "papeleros" de Panamá, personajes públicos haciendo llamamientos a la defensa de lo público, de la sanidad y la educación pública, montando empresas que sospechosamente parecen buscar formar de escabullir el pago de impuestos. O personajes relevantes acumulando subvenciones públicas, provenientes de los impuestos de todos, mientras crean empresas sospechosas de escaquearse fiscalmente. O personas en la línea sucesoria de la Corona Española hablando de patriotismo o protagonizando caridad mientras administran sociedades opacas que son difíciles de justificar si no es por otra cosa que la evasión de impuestos.
Me decía una persona que cualquiera, en su situación, habría hecho lo mismo, y la verdad, hay que ver el daño que produce dar por bueno que la altura moral de cualquiera solo está sometida al nivel de ingresos, como si todos, per sé, fuéramos delincuentes fiscales potenciales y solo la escasez de recursos mantuviera a salvo nuestra honradez.
Huyamos de los patriotas que, en realidad, hacen del patriotismo, en su caso patrioterismo, una máscara, una burla. Pagar impuestos, los que corresponden, es ser patriotas, es querer contribuir al país, es entender que nada se hace sin el esfuerzo de todos. Pensamos en lo que nos quitan pero, en el fondo, todos quisiéramos que nos quitaran más porque eso significaría que nuestros ingresos son mucho mayores. Claro que esta debe ser la mentalidad del pobre, ¿verdad?, porque la de los adinerados nunca va en función de todo lo que ganan sino en la parte que les hacen tributar,ya ven la gran diferencia, porque además suelen despreciar los servicios públicos porque no los usan, aparentemente, y creen legítimo que todo lo que ganan les corresponde y los impuestos son una intromisión imperdonable.
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