El ministro Méndez de Vigo admitió que, cuando hace escasos meses fue nombrado para dirigir la Educación, que no era su campo pero que se esforzaría en aprender. Desde ese momento ha hecho afirmaciones que demuestran que no hace bien la tarea de estudiar, que solo se trata de un político que podía estar en cualquier otro puesto con idéntica sapiencia, y entre las últimas perlas ha soltado la de la posibilidad de vincular parte del sueldo de los docentes a los resultados de sus alumnos, una muestra más de su desconocimiento.
Llevo trabajando treinta cursos, he pasado por colegios de tres unidades, incompletos, de una, dos y hasta tres líneas, he dado todos los niveles desde E. Infantil de 3 Años hasta Octavo de E.G.B., he impartido casi todas las especialidades excepto Inglés y Ed. Especial, he estado en colegios rurales y en colegios de ciudad todos ellos públicos, y por tanto conozco muchas realidades distintas que me permiten valorar como un error la vinculación de parte del salario a los resultados obtenidos porque sería un acto de injusticia comparar resultados sin tener en cuenta en qué condiciones se realiza el trabajo y que, demostrado está, influyen en esos resultados objetivables pero no objetivos comparativamente.
Vale que es necesario mejorar, y mucho, la formación del profesorado, algo que nunca se ha tomado en serio por las administraciones, pero no aceptaré nunca que se culpe a los docentes del fracaso escolar cuando la formación recibida no ha sido la deseada por ellos y son las primeras víctimas de la falta de planificación formativa, de las leyes y de las condiciones en las que deben realizar su trabajo. Y esto no significa que seamos inocentes de los males, que nos creamos ajenos al problema, pero una cosa es sentirse parte del problema, con muchos otros factores y algunos más importantes, y otra querer focalizar injustamente al profesorado de un sistema que les ha excluido siempre en la participación en alguna etapa de la elaboración de las muchas leyes que llevamos padeciendo.
Pero volvamos al tema poniendo un ejemplo. En mi colegio se realizan estudios estadísticos sobre los resultados desde hace muchos años. En algunos de ellos, recuerdo ahora un grupo de Primer Ciclo y otro de Segundo Ciclo, ambos de Ed. Primaria, en la que los alumnos de mi tutoría obtenían los mejores resultados de todo el colegio. También otros grupos que he tenido, en esos mismos niveles, donde los resultados no eran de los destacados. ¿Acaso es que unos años trabajaban yo fenomenal y otros pasaba de mis tareas? Evidentemente no. ¿Acaso me he considerado mejor que mis compañeros por ello o peor cuando los resultados han sido inferiores? Claro que no, porque conocía las condiciones en las que trabajaba cada cual y entendía que los resultados se explicaban en función del propio grupo de alumnos, la presencia de chavales con necesidades educativas especiales, alumnos que venían de repetir y terminaban repitiendo al final del ciclo, los alumnos con una realidad familiar compleja, el acierto de los agrupamientos, la respuesta de los padres a las demandas de los profesores, el absentismo, la problemática disciplinaria, el número de alumnos por aula y otros muchos aspectos que deben ser considerados y que el ministro parece ignorar igualándonos y no teniéndolos en cuenta.
No crean que temo a las pruebas objetivas externas, incluso por fortuna las realizadas hasta el momento por la Junta desde hace casi una década han deparado buenos resultados, siempre significativamente por encima de la media regional, pero creer que eso significa que somos mejores es estúpido e injusto cuando no queremos entender que los resultados no solo están condicionados al trabajo del docente concreto sino que intervienen muchos más elementos para explicar el rendimiento y los resultados.
Es más, si yo valorara que los ministros cobraran una parte del sueldo en función de sus resultados algunos lo pasarían canino, y no solo por su capacidad y eficiencia, sino porque hay ministerios que tienen más fácil lograr buenos resultados aunque esté al cargo un membrillo que otros en los que la situación económica hace muy complicado lograr buenos resultados aunque al frente haya un ministro competente y brillante. Y no entender esto es no estar a la altura de la realidad.
En definitiva, apostar por este sistema de vinculación a los resultados es un craso error, Apuesten, si quieren, por mejorar el sistema de estudios de la formación del profesorado, que se reclama desde hace décadas, pero no nos simplifiquen estadísticamente para cometer otro más de los dislates a los que nos tienen acostumbrados.
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