Veinticinco años después de la primera vez hemos renovado los votos, esta vez por el rito cuchipandero, mucho menos ortodoxo pero bastante más lúdico, sorpresivo, jovial y espontáneo. Ha sido la forma genial con la que los amigos han querido festejar estas Bodas de Plata que celebramos este 2015 y que llevaban preparando, ante nuestra ignorancia, ya varios meses.
No será la última de las celebraciones, claro, que en apenas unos días seguiremos la fiesta y aún andamos buscando fechas para otra más, pero lo del sábado fue formidable porque nos hicieron sentir realmente bien y confirmar, aún más, que hemos tenido una inmensa fortuna con nuestros amigos, personas a las que hemos ido llegando por diversos caminos pero a las que ya difícilmente podríamos renunciar porque se han hecho un hueco demasiado importante en nuestra vida.
Entre todos se las arreglaron para borrar pistas, hacernos creer que íbamos a otra cuestión y convertir esa tarde noche en un acontecimiento que no podremos olvidar jamas porque sirvió para unirnos más pero también para saber y hacernos saber cuanto de importantes somos ya los unos para los otros.
No entraré en el detalle de la celebración, son cosas que quedan para los propios y solo entre ellos toma la dimensión de lo compartido, pero quiero, desde estas líneas, agradecer el tenerlos como amigos, hacerles saber, que seguro ya lo conocen, el valor de contar con ellos, de compartir tantos momentos y entender que sin su amistad nuestra vida no sería la que es. Nos vanagloriamos de los amigos pero tenemos la certeza de haber ido llegando a ellos de modo que nos aferramos a su amistad como a uno de esos tesoros que, asombrados, encontramos y ya no deseamos que se nos arrebate, con una actitud egoísta quizá porque determinamos que de otra manera, sin ellos, habremos perdido parte del valor de vivir y los consideramos irrenunciables.
El sábado fue un día perfecto, una noche perfecta, la mejor manera de celebrar estos veinticinco años de matrimonio y algunos más de estar juntos en una vida próspera, feliz, agradecida.
Gracias, amigos, por cada día que nos dais.
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Enhorabuena Totem. Me alegro
ResponderEliminarFELICIDADES
ResponderEliminarGracias a vosotros. Por ser tan auténticos.
ResponderEliminarFelicidades.
ResponderEliminarAdemás, que extraño, una entrada del blog en la que las respuestas no son cuchilladas repletas de bilis.
Enhorabuena, ahora a por otros 25
ResponderEliminarNormalmente suelo discrepar con tus opiniones... No obstante, enhorabuena por esos 25 años de casados y, sobre todo, por el fruto en común que tenéis de dicho amor, persona con la que guardo una buena relación.
ResponderEliminarQuizás esté metiendo la gamba y me confunda de identidad. Aún así, enhorabuena.