PUEDO PROMETER Y PROMETO (Página nº 2091)

Mariano Rajoy promete que el año que viene, por estas fechas, bajará los impuestos. Lo tiene más fácil después de haberlos subido. Incluso puede que lo facilite todavía más si antes de esa fecha vuelve a subirlos. El problema es que ya ha incumplido tantas promesas que dudan de él casi hasta los suyos.

Y no es que sea imposible que los baje, es que eso más que prometerlo, que se hace para ganar adhesiones y esperanzar al personal, lo que debe es callarse y hacerlo, porque una realidad siempre es mejor que una promesa y a los políticos se les llena más la boca de promesas que de realidades.

Éste es el problema, que Mariano Rajoy, como otros políticos y otros partidos, pero siendo líder de un PP con claras opciones de ganar las elecciones, se pasó la campaña prometiendo bajar los impuestos. Luego los subió, tras conseguir el gobierno, apelando a que la realidad del país era peor de lo que imaginaban. Si no lo sabían, ¿para qué prometían?, ¿a qué vienen esas promesas si no están seguros de poder cumplirlas? Y si lo sabían lo único explicable sería que trataban de engañar al personal prometiendo algo que no iban a poder hacer. 

En ambos casos lo más honesto hubiera sido no prometer nada sobre bajada de impuestos, pero siguen haciéndolo, insisten los políticos en vendernos la moto. ¿Que luego sale bien?, sacan pecho. ¿Que sale mal?, lo achacan a la situación. Pero nadie les ha pedido que prometan lo que no pueden garantizar, lo hacen porque quieren y por tanto son responsables claros de no cumplir aquello que prometen, ni el pleno empleo de Zapatero ni la bajada de impuestos de Rajoy, que se sustanciaron en ambos casos subiendo notablemente el número de parados y cargando de impuestos a los españoles.

Mejor callados, y si el 31 de agosto el gobierno de 2014 anuncia una bajada inmediata de impuestos, de la carga fiscal, ¡pues cojonudo! Pero menos promesas y más realidades, que luego la lista de incumplimientos es tan notoria y la decepción ciudadana tan enorme que la credibilidad de los gobernantes  tiene menos valor que un billete de 6 euros.

+