Faltan aún meses pero ya comienza a ser un tema recurrente en las conversaciones de los vecinos de Daimiel la futura reforma de la Plaza de España en nuestra localidad y, en el foco, los pinos monumentales que ya han conseguido sobrevivir a las últimas modificaciones.
Sin ir más lejos el otro día, en una reunión de amigos, se abordaba el tema y, como es lógico, desde varias vertientes y con diversidad de opiniones.
Unos defendían los actuales árboles básicamente por ser árboles sanos y que ya forman parte de la memoria visual de nuestra plaza tras décadas acompañándonos.
Otros proponían su tala y la sustitución por otros árboles de menor porte pero que ofrezcan la necesaria sombra a los usuarios, y en parte entendiendo esa tala por ser responsables en parte del deterioro del pavimento actual.
Los de más allá entendiendo que las plazas castellanas son, habitualmente, plazas diáfanas, sin arbolado, y que por tanto esa debería ser la estética prevalente, aunque con la excepción del Olivo Milenario que ninguno cuestionó.
Yo, sinceramente, expuse que tengo la convicción de que nuestro Ayuntamiento está por eliminar los pinos pero, socialmente, no se atreve y esperará a los informes técnicos y a las encuestas o consultas que se lancen para tomar una decisión y esto me lleva a creer que, finalmente, los pinos actuales desaparecerán.
Se les culpa, creo que injustamente, de ser responsables del deterioro de la plaza, de su suciedad, y si tiene que ver con ello en parte se debe a la mala gestión realizada en su momento tanto en su elección, en el planteamiento de la obra para evitar los efectos lógicos de estos macro-ejemplares como en el seguimiento de su desarrollo y puede que los errores no deban corregirse con más errores.
Lo que sí parece de cajón, con árboles o sin ellos, es que la Plaza de España no puede asumir la cantidad de vehículos de carga y descarga diario que, estos sí o también, tienen mucho que ver en ese deterioro, aparte de suponer obstáculos molestos para los viandantes. Para ello convendría convertir calles como Mártires o General Espartero en zonas de carga y descarga en horario limitado y ajustado a las necesidades elementales del trabajo de esos profesionales.
Y otro aspecto sería es de cuidar esas fechadas de la Plaza de España dando uniformidad cromática a fachadas y persianas para dejar de ser ese pantone multitonal que viene arrastrando desde décadas. Si la pintura inicial corresponde al Ayuntamiento o competen ayudas para llevarse a término estaría por fijar y, a partir de ese momento, elegir un código de color para sucesivas operaciones de pintado o sustitución de persianas.
¿Qué pensáis, paisanos?
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