Que conste que respeto la decisión de vacunarse o no de acuerdo a que, en España, el acto de vacunarse no sea obligatorio y entendiendo, además, las circunstancias de orden médico que puedan darse en algunos casos para no hacerlo. Otra cosa es estar de acuerdo con esa decisión pero no me compete a mí entrometerme en las decisiones personales de los demás. Allá cada cuál con su conciencia, con su empatía hacia el resto y su responsabilidad social, que aunque se pretenda negar, está ahí claramente explícita.
Una vez dicho esto lo que ya no me parece respetable es ese proselitismo idiota que pretende sumar adeptos a la causa de los antivacunas a partir de mentiras, estupideces y violencia, como se están viendo en algunos casos. Ese retorcimiento argumental que no resiste el mínimo análisis.
Ya ven, algunos satanizan la vacuna con historias de "chis" o "g-5" o diciendo que si te crecen las tetas o directamente te hacen estéril o infecundo pero ofertan beber lejía o tomarte por vía oral tu propia orina como remedio infalible para curar el coronavirus que, curiosamente, al mismo tiempo niegan que existan. Y, curioso, casi todos ellos piden ayuda económica para "sufragar" la lucha cuando no, como en otros casos, se ponen a vender "orines sin coronavirus", "semen de antivacunas" o "lejías Conejo rebajadas con agüita de grifo. ¡Claro, y perdonen el sarcasmo, deploran la ciencia oponiendo la creencia porque ni tan siquiera pueden fundamentar decentemente sus "productos profilácticos!
Imaginen, cuatro a lo Torrente:
- ¿Os habéis vacunao?
-¡Noooo!
-¡Pues vamos a hacernos unas pajillas y vendemos el semen por internet bien etiquetao!
-¿Entonces dejamos de vender lejía?
-¡No, es que de momento hemos agotado existencias pero podemos echar un chorrillo en las botellas que tenemos la vejiga a tope!
-¡Fetén, y la ganancia a pachas!
¡Qué quieren, yo entre la evidencia y la creencia lo tengo claro y prefiero fiarme de un sistema inmunológico reforzado por una vacunación que fiarlo a darle a la zambomba de cuatro desalmados si no directamente imbéciles.
Y luego están los famosos, esos seres de luz iluminados por no sé qué cegadora ciencia infusa y que abanderan las nuevas revelaciones. O los que se suben a lomos para alcanzar una fama que de otra manera no tienen. Nunca creerán porque no están dispuestos a creer y esa es la forma más evidente de ignorancia.
Finalmente están los peores, los que manifestándose antivacunas o negando habérselas puesto ya van por la tercera dosis a cuenta de que la mentira, la hipocresía y la impostura les da rédito porque son un pelín más listos que de los que se rodean.
Es lo que veo y pienso, son formas tan extremas e irracionales que ya llegan a convertir a un idiota en héroe, y volvemos a tener ese maravilloso "traje del emperador" del cuento aunque, en realidad, el tal emperador vaya en pelota picada.
Lo siento, ante este tipo de antivacunas yo me declaro ANTI-ANTIVACUNAS.
Por cierto, mi más efusiva solidaridad con todos los vacunados del mundo.
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