A veces la vida entra en una espiral de la que desconoces su final. Parece que todo está perfecto, sincrónico, estable. y de pronto algo te hace saber que no es así. Son síntomas que, en ocasiones, ignoras, pero que en otras tienen la suficiente relevancia para no dejarte dudas de que algo pasa y descubres, inquieto, que a partir de ese instante la inquietud, otras veces el miedo, siempre el asombro, se instala durante unos días rompiendo rutinas y arruinando ese confort personal que, aunque parezcamos minimizarlo, supone encontrarse saludable.
El pasado quince de septiembre me sentí así, de pronto asaltado por un malestar reconocible pero más intenso, como episodios que olvidas pero que, al reaparecer, te recuerdan que ya estuvieron, levemente, allí contigo. Pero horas más tarde el dolor se desplazaba a otra parte de tu cuerpo y esta vez ese dolor advertía de que estaba para quedarse porque te doblegaba.
Tras una primera visita al médico de cabecera y la derivación a Urgencias, con pruebas varias, uno se descubre con una hermosa piedra en la vesícula, un cólico biliar y la promesa de unos días ingresado para solventar temporalmente algo que tendrá su solución semanas después con cirugía. Y en esas anduve cinco días, sin beber los tres primeros, sin comer, viendo desaparecer el dolor y reconfortado, a la vez, por su propia ausencia, en tanto otro dolor aparecía, casi no identificado, pero de mayor enjundia. Días en los que decidí no escribir en el blog porque el ánimo tampoco alentaba incursiones.
Volver a casa fue la noticia, el alivio, sentir que el episodio quedaba superado y la normalidad implantada. Comienzas a pensar de otra manera, calmas la inquietud y te sumerges en la cotidianeidad de tus cosas. Y hubiese sido así de no aparecer la fiebre tras una larga semana de antibióticos, y el dolor de nuevo, y entonces regresar veloz al servicio de Urgencias porque no entiendes nada. Y allí, de nuevo la espiral, pruebas cada vez más complejas, hasta conocer que tenía una neumonía con derrame pleural importante y ver como iban extrayendo parte de ese líquido acumulado. Entonces, solo entonces, me percaté de la cierta fortaleza que mentalmente me acompaña, esa traducción a la levedad para intentar que los acontecimientos no te superen, y luego entregarse al tratamiento con la intención de no dejarse arrastrar por las dudas y el pánico.
Por suerte el cuerpo respondió, el tratamiento, que ahora sigue en casa, se determinó acertado y el dolor, la fatiga, fueron cayendo en el olvido en tanto el derrame sigue menguando de forma significativa hasta haber desestimado la necesidad de drenajes o paso por quirófano. Y ahora quedan algunas semanas más, dando respuesta a ese tratamiento, para que todo quede limpio y como un pequeño mal recuerdo de esa "insoportable levedad del ser" sometido al escrutinio de la enfermedad.
Pero también me ha servido para saber que he estado en buenas manos, que doctores, enfermeros, auxiliares, se han volcado conmigo, me han arropado en este trance con su trabajo y profesionalidad, con su afecto, con toda la atención que les he merecido y que te hacen entender que más allá del enfermo la persona es relevante.
Y también para saber que la familia, los amigos, también son la base sólida de nuestras vidas, que les importas y están a tu lado.
Ahora vuelvo al blog. Tenía que explicar esta ausencia antes de volver a ponerme frente a la hoja en blanco y enfrentarme con esas otras realidades que dan cuerpo a este bitácora personal.
Un saludo.
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ME ALEGRO QUE ESTES MEJOR, EN ESOS MOMENTOS ES CUANDO TE DAS CUENTA LO REALMENTE IMPORTANTE DE LA VIDA.
ResponderEliminarMejórate mucho y pronto, se te echa de menos!
ResponderEliminarME ALEGRO UN MONTÓN POR TI, POR TU PRONTA RECUPERACIÓN , Y ESPERO QUE COJAS FUERZAS CON LO BIEN CUIDADO QUE VAS A ESTAR EN CASA. UN ABRAZO DE DOS ALUMNAS.
ResponderEliminarR. M. y L.Mor.
Muchas gracias, no imagináis lo que agradezco estas palabras.
EliminarJavi me alegró de tu mejora
ResponderEliminarUf! Por fin escribes algo. Eso significa que "vengo lo que soy" todavía viene y es. Salud aunque sea de limosna que siempre se ha dicho.
ResponderEliminarNo sabía nada, pensaba que estabas de vacaciones. Ahora que me doy por enterado sabes que te deseo todo lo mejor y me siento muy contento al saber que te encuentras bien, pues te lo mereces ya que eres una persona extraordinaria. Respira fuerte y vuela alto sonriendo con fuerza cada día a la vida. Recibe un cordial saludo.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor, y puedo decir como tu, que la sanidad no es tan mala como algunos la quieren pintar. A mí me pusieron marca pasos, y a mi señora la están tratando de cáncer de pulmón,y puedo decir que nos atienden debidamente,y con mucha humanidad, y agrado. Estoy contento de nuestra Seguridad Social.
ResponderEliminarMe alegro que estés mejor, y que ya empieces a deleitarnos con tus pensamientos, ya que se te ha echado mucho en falta.
ResponderEliminarÁnimo, y a mejorarse poco a poco
Me alegro de la mejoría. A cuidarse. Te echaba de menos, porque leer tu blog se ha convertido en un hábito para mí. Así pues, repito: Me alegro.
ResponderEliminarBIEN VENIDO, a tu casa y a tu blog. ¡Como me alegro que hayas vuelto a escribir!
ResponderEliminarNo sabia que era por enfermedad, me alegro que estés recuperado, te echaba de menos.
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