domingo, 4 de enero de 2015

RECUERDOS DEL AZUER (Página nº 2899)

He vivido más de media vida junto al Azuer, de modo que el río ha formado parte de nuestros juegos y aventuras, ha sido territorio sentimental y forma parte intrínseca de mi memoria infantil. Entonces era río por sí mismo, un caudal de agua caprichoso que acudía cada invierno y el estiaje secaba casi cada verano.

Yo me he bañado en el Azuer, a veces sin intención, como aquella vez que intentamos atravesarlo con las bicicletas tomando carrerilla y la mía se clavó en el blando lecho, de modo que solo lo reflejos me hicieron aterrizar de pie y no sumergirme completamente en sus aguas. Y he cogido ranas, lanzado piedras para tratar de mojar a los que estaban al otro lado, echado carreras de barcos a los que acompañábamos por la orilla durante largos trechos. Y también hemos caminado por su lecho seco tratando de ver de cerca a las cigüeñas que buscaban en los últimos charcos resistentes al sol alguna golosina que comer.

También era cita obligada acercarse a su vera para atar los pelos al diablo, las más de las veces con mis compañeros de la Escuela Motilla y de la mano de nuestros maestros, tardes de cole que pasábamos jugando a la pelota o a cualquier otro juego mientras aguardábamos, con algo de dinero en el bolsillo, la llegada del tortero, con su cesta llena de suizos y magdalenas, tortas de caracol, empringadillas y cortadillos, para merendar junto al borde y proceder a unir aquellas hierbas que estrangularían las malas intenciones del diablo.

O el martes de carnaval, paseo obligado de máscaras y curiosos, que ya veía mientras estaba comiendo desde las cristaleras de mi casa, mirador privilegiado, para luego incorporarme a ese otro río, éste de gentes, que se dejaban caer como nunca en ese día especial.

(Foto colgada por Jesús Mª Cencerrado en "Daimiel en el recuerdo", grupo de facebook)
Hoy el Azuer es otra cosa. A veces creo que para muchos no más que una molestia, un incordio puntual, un puñetero río que se inmiscuye en el desarrollo urbanístico de Daimiel. Cuando menos un canal, un postizo con la mala costumbre, en los últimos años, de llevar agua sobrante de un embalse demasiado pequeño para mantenerlo a raya.

Pero yo mantengo mi cariño por este pequeño rebelde, a pesar de todo y de todos, porque no podría excluirlo de mi memoria, porque me dio momentos preciosos de amistad, de camaradería, de juego y olvidarlo sería traicionarme a mí mismo.

***

5 comentarios:

  1. Preciosa imagen, como me gustaría que este recuerdo volviera ser una realidad.

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  2. Guardas preciosos recuerdos TOTEM. La verdad es que tenia algo olvidado tu blog. Llevo varios dias acompañando a un familiar hospitalizado, y, las numerosas horas en que no sabes ya como matar el tiempo, me han sido algo mas entretenidas, gracias a ti y a tus "colaboradores", como dirian en algunos programas de telemaruja! Entradas como esta me transmiten mucha paz, y sacan de mi una sonrisa! GRACIAS

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    1. Gracias a ti. Casi nunca he pensado en las diversas situaciones en que se lee este blog ni en la "utilidad" que pueda tener para quienes lo leen, pero me alegro mucho de que pueda ayudarte a sobrellevar ese difícil tiempo y espero que, aunque suponga volver a olvidar este Daimiel Diario tu familiar se reponga lo antes posible.
      Un abrazo.

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  3. Es muy agradable leer tu reseña dededededededede ese río que cuando yo era chica recorría cuando carnaval o ele día del Angel..

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