lunes, 30 de diciembre de 2024

PROCRASTINANDO QUE ES GERUNDIO

 



Hay obligaciones que cumplir que jamás se cumplen, especialmente las políticas. Yo, que soy un procrastinador de aúpa, me veo como un activísimo currante en comparación con las actuaciones políticas. El mayor ejemplo: celebramos el 46 Aniversario de la Constitución Española sin detenernos a pensar que se incumple en varios de sus capítulos y que no hay interés en hacerlos cumplir. Y eso teniendo en cuenta que es el marco fundamental para legislar en España. ¿No han tenido los pobres políticos tiempo en 46 años?, ¿tan ambiciosa era en su redacción por los llamados "padres de la Constitución" o es que tan incompetentes y/o perezosos son quienes debieran velar por hacerla cumplir?, ¿o es que realmente los ciudadanos les importamos una mierda y solo valemos para ser instrumentados por esa caterva abusona, lenguaraz y manifiestamente inepta y negligente?

Pongamos por ejemplo, tan de moda, la vivienda: Con qué afán defienden el derecho a la propiedad privada (lo cual es plausible) y con qué desinterés y falta de acción tratan el derecho de todo ciudadano a una vivienda digna (lo cual es despreciable). 46 años en los que las políticas de vivienda han sido abandonadas abordando escasa vivienda pública o directamente haciéndolas volver al mercado privado en aras de la especulación y el bandidaje político.

La Constitución Española del 78 es un texto obsoleto y bastante inútil porque deja de dar respuestas a los ciudadanos, todos ellos contribuyentes de alguna forma, en muchas de sus necesidades básicas y, además, porque en esos más de nueve lustros no nos ha ido acercando a cumplirlos sino que progresivamente nos aleja de ellos. Solo hay que ver el deterioro de muchos servicios públicos, el aumento del porcentaje de población en riesgo de pobreza, la dificultad cada vez mayor de acceder a una vivienda, la mayor diferencia entre ricos y pobres, la devastación de los espacios naturales que también están en la Constitución aunque la mayoría lo ignore, y así podríamos seguir durante un buen rato.

La política ha impuesto su sello perverso, ya no son gentes preparadas con objetivos ambiciosos y capacidad de acuerdo que, de alguna manera, terminara beneficiando a la ciudadanía además de a ellos y los suyos, ahora son gente mediocre enquistada en la política como única forma de vida y con la absoluta prioridad de su beneficio y el de los suyos. Pero nos han engañado tanto que nos tienen sometidos a ese debate artificioso de tomar posición por unos y otros cuando en su mayoría constituyen el mayor lastre de este país al que, ¡vaya por dios1, se han querido ir sumando los señores jueces que han olvidado que su buen saber hacer (si alguna vez existió) constituye la única manera de contrarrestar los excesos de la caterva.

Perdonen la negatividad. Como ciudadano pretendo desenvolverme de la forma más legal y correcta, facilitar la vida de los demás, hacer lo que toca incluso cuando no me gusta pero es justo y legal. pero me agota esa procrastinación permanente que deja para un eterno mañana lo que toca hoy...y va casi medio siglo de mañanas que nunca llegarán porque nos legislan y gobiernan en todos estos años gente sin la capacidad, los arrestos y la dignidad de los cargos que ocupan.

martes, 2 de abril de 2024

LA "DAIMIELIZACIÓN" DE DOÑANA O CÓMO REPETIR LOS ERRORES COMETIDOS EN NUESTRAS TABLAS DE DAIMIEL

Ayer, lunes, 1 de abril, escuchaba el podcast "Acontece que no es poco", con Nieves Concostrina y Carles Francino, en el que hablaban sobre varios intentos del último siglo en cargarse Doñana desde la política y la depredación económica y venía yo a recordar una ponencia de Alberto Celis con mayor proyección temporal pero similares ingredientes. Para ilustrar el podcats empezó a sonar la canción de Vainica Doble titulada "Doñana" y publicada en 1980 donde se cantaba lo siguiente: 

 Coto de Doñana
 reza por tu salvación
 que el hombre se propone
 tu destrucción. 
Ya sucedió a las Tablas
 de Daimiel y del Guadiana
 y si ahora te has librado
 ya veremos mañana. 

 Y me volvió ese dolor que produce el término "daimielización" para describir ese proceso por el cual los hombres y mujeres se proponen destruir los espacios de valor ambiental incalculable que les queda a mano y que tuvieron en nuestras Tablas de Daimiel el peor de los ejemplos hasta acuñar ese palabro hiriente pero merecido. Si algo positivo hubiera podido tener esa llamada a la "daimielización" hubiera sido la de ser capaz de advertir y evitar nuevos desastres como aquel pero es evidente que la estupidez y la estulticia humana arrampla ejemplos y persiste en los errores y 44 años después de esa canción estamos en las mismas o incluso en peores circunstancias pues ya no solo es Doñana (especialmente simbólico) sino lo que ha ido sucediendo con decenas de humedales que han sucumbido a la depredación pública. Y si miramos quienes luchan por estos espacios desde décadas parecen ser cuatro locos e idealistas que se oponen al "progreso" (ya saben, a esos que despectivamente llaman "ecolo-jetas", aunque entre ellos haya científicos renombrados, naturalistas, estudiosos y activistas de gran preparación) y la presión internacional que terminan evitando, al menos parcialmente, este suicidio. 

 Es verdad que ya apenas se oye aquello frecuente en los setenta y ochenta de "si total son cuatro patos" para despreciar las Tablas en la propia población daimieleña pero para algunos sigue ese sentir y por eso nos va como nos va, como si el Parque Nacional fuera un lastre para la economía de Daimiel o de algunos daimieleños, deberíamos decir, en vez de empezar a mostrar el orgullo de una joya que, es verdad, ya no es lo que fue y puede que jamás sea pero que sigue mereciendo un mimo y un esfuerzo de conservación. 44 años y no hemos aprendido casi nada. 

Aquel tema de Vainica Doble, que podría encuadrarse en la canción protesta y reivindicativa tan fuerte en los setenta y ochenta, era una llamada de atención que hemos desatendido una vez más. La persistencia de la estupidez. Una canción, ya veis, terriblemente actual cuyo vídeo dejo aquí para quien todavía sienta algo:

   

 Mecano cantaba aquello de Hawai, Bombay son dos paraísos. Los que tenemos más cerca, sin embargo, parecemos ignorarlos o peor, abandonarlos a su suerte. Las Tablas de Daimiel y Doñana son dos de mis mejores paraísos.